En su nuevo libro Esperanza, el Papa Francisco revela una particularidad de su vida: hace más de 30 años que no mira televisión, ni siquiera para seguir los partidos de San Lorenzo, el club de su infancia y de su corazón.
Según el manuscrito al que pudo acceder Perfil, la decisión fue tomada en 1990 tras un episodio que lo perturbó. Sin embargo también reveló que está al tanto de cómo sale el club de sus amores: "Un guardia suizo me pasa los resultados" en su oficina del Vaticano.
A pesar de no ver los partidos, el vínculo del Papa con San Lorenzo sigue intacto. Su amor por el club comenzó en 1946, cuando tenía apenas 9 años y continúa pagando su cuota de socio, identificada con el número 88.235N-0, y lleva el nombre del club en cada rincón del mundo.
Aunque no presencia los partidos ni sigue las transmisiones, Francisco estuvo cerca de los grandes momentos del club. En 2014, San Lorenzo conquistó la Copa Libertadores, un logro histórico que el Papa celebró desde el Vaticano. Según se relata, se fue a dormir “tranquilo y feliz” tras recibir la noticia. Ese mismo año, una delegación encabezada por Matías Lammens y Marcelo Tinelli viajó a Italia para entregarle el trofeo.
En el libro, Francisco también rememora sus días de infancia en Buenos Aires, donde las tardes en el Gasómetro y la multiculturalidad de su barrio moldearon su amor por San Lorenzo. Las camisetas azulgranas que recibe durante sus viajes son testimonio de su conexión con los hinchas y su compromiso con sus raíces.
“El amor por San Lorenzo forma parte de mi vida, de mi historia”, ha expresado en varias ocasiones. Sin necesidad de pantallas, la pasión del Papa por el “Ciclón” demuestra que el verdadero hincha no conoce barreras, ni siquiera las del Vaticano.