Falleció Héctor 'Pochola' Silva, leyenda del rugby platense y argentino

Héctor Luis Silva, “Pochola” deja un legado que reúne todos los atributos: excelente ser humano, grandioso jugador, valiente, líder dentro y fuera de la cancha. Un prócer de su club, Los Tilos, cuya cancha número uno lleva su nombre, y un prócer de los Pumas, a los que capitaneó y dirigió formando parte de varios capítulos entre 1965 y 1987. 

Héctor “Pipo” Méndez, su amigo-hermano desde que a los 8 años iban juntos a entrenarse en la sexta de Los Tilos en la cancha del Colegio Nacional de La Plata, fue quien en todos estos días que pasaron se ocupó de transmitir el parte médico que primero tenía como destinatarios al grupo de whatsapp de los Pumas del 65 y los que vinieron después hasta el 71, y que luego se viralizaba a todo el rugby. Se consultó a médicos prestigiosos de distintos países; hubo rezos católicos, judíos, musulmanes y budistas; se apeló a un brujo de Estudiantes de La Plata (el equipo de Silva) y a un chamán; y todo el rugby, cada uno a su manera, hizo llegar su energía para que pueda vencer al virus.

Con la camiseta de Los Pumas jugó desde 1965 hasta 1980 y totalizó 25 partidos. Su debut fue en la recordada gira por Sudáfrica y su última presentación fue ante el combinado de World XV el 8 de agosto de 1980 en la vieja cancha de tablones de Ferro en el barrio de Caballito.

Los años de gloria le dieron fama como uno de los jugadores de rugby mas reconocidos de su época. Esa popularidad lo llevó a realizar un aviso publicitario en 1971 que por las medidas estrictas de amateurismo de aquella época le impidió volver a vestir la camiseta nacional recién en 1977.

Junto a su pasión por la ovalada ejerció la veterinaria, su profesión fuera del terreno de juego. Con el rugby siempre siguió ligado a Los Tilos y en Los Pumas se calzó el buzo de entrenador junto a Ángel “Papucho” Guastella de cara al Mundial de 1987. En 1971 recibió el Premio al Jugador del Año de la revista el Gráfico, distinción que habitualmente era para un futbolista y en 1980 fue galardonado con el premio Konex.