

La pandemia de COVID-19 ha hecho temblar a la economía mundial como pocas veces se tuvo registro, y en particular el prolongado aislamiento y la crisis integral que arrastra nuestro país hace mas de cinco años puso en jaque los números y las arcas de Argentina.
El INDEC dio a conocer los números del balance económico del tercer trimestre de este año que mostró una caída interanual de 10,2%. El período que contempla los meses de julio, agosto y septiembre muestra una fotografía distinta a la que podemos apreciar hoy en nuestro país. Por esos meses se fortalecía el pico de contagios y tímidamente se realizaban algunas aperturas en el AMBA, mientras el resto del país empezaba a verse obligado a apagar las máquinas y vaciar sus rutas comerciales.
Aún así los números comparativos con el trimestre anterior son más alentadores, mostrando un crecimiento del 12,8%.
De esta manera y acercándose el fin del año se empiezan a ratificar las perspectivas de que la economía argentina caiga alrededor de 10 u 11% durante el 2020, resultado solo equiparable al 2001.
El cuarto trimestre, el cual estamos atravesando, tuvo un desorden cambiario que entre subas y bajas pudo haber influenciado un desaceleramiento de los índices, pero que igualmente ayudaría a llegar al objetivo de no superar los 10 puntos de caída del PBI. Hoy ese número supera el 11%.
Distintos analistas sostienen que ante el que sea, probablemente, el peor año en materia económica de la historia argentina, con todos los índices en rojo: inflación que, sigue después de 12 años, en dos puntos; caída de las exportaciones, de la industria y de la producción; contracción de las inversiones; y achicamiento del consumo; podemos esperar un repunte en nuestro país para el 2021.
Desde el gobierno sostienen que el crecimiento para los próximos 12 meses rozará los 8 puntos, y algunos analistas privados dicen que estará más cerca de los 6. Esperan entonces en Casa Rosada resolver con rapidez la vacunación para poder implementar el programa económico que viene siendo dado a conocer a cuenta gotas y sin mayores impactos en la economía real.