viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Opinión | 14 feb 2021

el femicidio de rojas

Úrsula y la guerra contra las mujeres

Los números de los femicidios ocurridos durante el mes de enero no son ninguna novedad. En Argentina, el problema de la violencia de género es un tema de estado que dio lugar a la creación de ministerios de la mujer. 


Por: Lic. Marina Capitini

Cada femicidio golpea.  Es imposible acostumbramiento, porque cada nueva muerte está marcada por una crueldad más feroz. La impotencia se refleja en las expresiones de bronca en redes sociales, en los grupos de Whatsapp, en los medios de comunicación, en la calle.

A Úrsula la asesinó su pareja, el machismo y el patriarcado. Había realizado 18 denuncias en la comisaría por amenaza de muerte, sin embargo, ocurrió lo peor. En algunos portales titularon “crónica de un femicidio anunciado”, haciendo alusión al libro de Gabriel García Marque llamado Crónica de una muerte anunciada. Fueron varias las alertas que se habían encendido, sin embargo, no la pudieron salvar.

En La Guerra contra las Mujeres, la antropóloga Rita Segato, analiza que las estructuras elementales de la violencia funcionan de dos formas y/o que en toda agresión de género se cruzan dos ejes de interlocución.

Existe, va a formular Segato, “un eje vertical, que va del agresor a la víctima y un eje horizontal donde la interlocución se da entre el agresor y sus pares”

En  el eje vertical “el agresor se dirige a su víctima, le comunica que ella forma parte de su territorio, le hace saber que controla su existencia y la castiga porque le atribuye estar en potencial desacato con el orden patriarcal, el decir que identifica en ella una desobediencia con relación a su posición de patriarca o autoridad en el territorio, que el violador es un moralizador”

En cambio, en el eje horizontal la interlocución se da entre el agresor y sus pares, “es a sus pares que el agresor recibe el estímulo de agredir y es a los pares a quien él le dedica la exhibición de la toma de posesión y el acto de control sobre el cuerpo de su víctima. Es de los pares que emana el mandato de masculinidad y también la titulación de ‘hombre’ que se le asigna a quien cumple con ese mandato”.

Es aquí, a partir de esta definición que cobra fuerza la idea que circuló estos días en redes sociales, “todas tenemos una amiga violentada, pero ninguno tiene un amigo violento. Las cuentas no nos dan”. Es así que entre hombres se constituye una especie de pacto de silencio, de vergüenza, de no involucramiento. Incluso opera en los espacios que son claves para solucionar el problema de la violencia que sufren las mujeres, como son las fiscalías y las comisarías.

Esta doble funcionalidad de las violencias podemos verla en datos reales. El Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que si nos ven” a cargo de Raquel Vivanco realizó, como todos los meses, el registro de femicidios ocurridos en nuestro país. Las cifras no son ninguna novedad:

  • 33 femicidios fueron cometidos del 1 al 31 de enero de 2021
  • 1 femicidio cada 23 horas durante el mes pasado
  • El 67,7% de los femicidios fue cometido por las parejas y ex parejas de las víctimas
  • El 34,4 de los femicidios ocurrió en la vivienda de la víctima
  • Al menos 27 niños perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista

Estos datos preocupan. Si bien desde el gobierno vienen trabajando para combatir y erradicar la violencia de género y los femicidios, la realidad vuelve a demostrar que nada alcanza y es urgente la coordinación de varias áreas del estado para dar una solución real a esta problemática.

A raíz del femicidio de Úrsula, tres ministerios de la Provincia de Buenos Aires comenzaron a coordinar acciones conjuntas en la localidad de Rojas. El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual; el Ministerio de Justicia y el Ministerio de Seguridad y determinaron en primer lugar, llevar un abordaje integral, acompañar a la familia y se realizaron presentaciones en la Fiscalía Nº 5 de esa localidad a fin de colaborar con la investigación; en segundo lugar, acelerar la resolución del programa de tobilleras y los protocolos de actuación en casos donde ya existe la denuncia.

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