Nacional | 5 jul 2024
De los fundamentalistas de la letra 'E' al capitalismo nacionalista
Luego de las últimas apariciones públicas de actores del kirchnerismo, y particularmente de Cristina, se evidencia un claro cambio de discurso en ese espacio.
Por: Lic. Marcel Aguilera
Los sectores “progres” del kirchnerismo parecen haberse quedado sin retórica en un contexto donde esas posiciones parecen fortalecer contundentemente la figura de Milei y su gobierno. Tal es así que en estos últimos días, Cristina en su entrevista con Pedro Rosemblat en Gelatina, marcó la nueva narrativa de ese espacio político.
El discurso de Máximo Kirchner sobre la Ley Bases, al igual que las recientes apariciones de Axel Kicillof con un enfoque más ortodoxo, se explican en el marco de la nueva línea marcada por Cristina. Ella enfatiza que el Peronismo es capitalista, tomando en esta nueva postura distancia del feminismo y de la ideología de la generación de los 70 ( aunque no deja de reconocerles a estos últimos haber defendido sus ideas arriesgando sus propias vidas). En el plano internacional, reivindica a China y hasta desafía a Milei, afirmando que este tiene más en común con Macron que con Le Pen. Una chicana, obvio.
Es curioso que una vez más destacó a Máximo y Grabois –los únicos actores políticos que eligió nombrar en esa entrevista-, dos actores que con matices, uno puede agrupar en sectores e ideas más alineadas a la progresía más que a la ortodoxia justicialista.
Cristina como muchos actores leen el mapa internacional en el que los "nacionalismos" parecen cobrar cada vez más fuerza: en Europa con figuras como la primer Ministra Italiana Giorgia Meloni, o Marine Le Pen en Francia, quien recientemente le dió una paliza en primera vuelta al Partido de Macrón. Esto sumado a las ya consolidadas figuras de Putin en Rusia y la posible segunda Presidencia de Trump en Estados Unidos, todos modelos que priorizan fortalecer su economía nacional con medidas proteccionistas.
Estos liderazgos configuran un contexto internacional que en vez de analizarse entre izquierdas o derechas, podríamos decir que se divide entre "nacional capitalistas" que discuten de manera directa las agendas del "progresismo globalista".
Según algunas encuestas, en el ala más conservadora es dónde el peronismo no kirchnerista comienza a entusiasmar –aquí podríamos situar a Moreno-. Tal es así que el propio Cristinismo está haciendo un esfuerzo atroz por cambiar el perfil hacía un peronismo más clásico, ya que parecen haber identificado que ese enfoque puede golpear al Gobierno de Milei.
Quedó demostrado en las urnas y en estos seis meses de gobierno que es difícil atacar discursivamente a Milei desde el punto de vista “progre”, ya que incluso en apariencia, que lo distancien del progresismo, es lo que más le sirve. Ahora bien, desde el punto de vista “económico” es innegable que en su retórica libertaria, el libre mercado tiene más que ver con el globalismo que con los nacionalismos que reconocen en el Estado una figura importante, algo muy alejado al anarcoliberalismo de Milei.
En este punto es donde la oposición parece querer aprovechar el contexto internacional para “correr por derecha” o por “nacionalistas” a los libertarios. Incluso es tan complejo para el oficialismo que a la vicepresidente Victoria Villarruel, la figura nacionalista del Gobierno, le es difícil despegarse del internacionalismo de mercado que plantea el Presidente como agenda central.
Entonces, ¿Es una posibilidad concreta para que la oposición acumule? Lo veremos en el correr del tiempo. Lo que es cierto es que los fundamentalistas de la letra E, hoy están relegados y dejaron de tener centralidad hasta para Cristina. En lo discursivo han perdido terreno y hasta quizás, empecemos a ver a estos actores progresistas comenzar a ponerse rosarios y cambiar los matices de su línea. No sería la primera vez que pase en la política nacional.
Lo concreto es que estamos en un cambio discursivo de la oposición y el giro será de 180 grados: de los fundamentalistas de la letra E al barco del capitalismo nacionalista, sin escala.