

Por: Lic. Agustín Cámara
Cada 21 de enero se celebra el Día Mundial del Abrazo, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de este gesto de conexión y afecto. La iniciativa nació en 1986 gracias a Kevin Zaborney, un estadounidense que quiso promover la cercanía física y emocional entre las personas en un período del año donde el ánimo suele decaer.
Zaborney eligió esta fecha estratégica, ubicada en pleno invierno en el hemisferio norte, cuando muchas personas tienden a sentirse solas o melancólicas tras las celebraciones de fin de año. Además, enero es un mes que suele asociarse con un "bajón emocional", marcado por la vuelta a la rutina y los días fríos y oscuros.
El creador de esta iniciativa buscaba fomentar el abrazo, una práctica que tiene un impacto profundo en el bienestar de las personas. Este gesto ayuda a fortalecer vínculos, transmitir apoyo y, según diversos estudios científicos, incluso puede mejorar la salud física y mental.
Un abrazo no solo simboliza cariño; también tiene efectos comprobados en el organismo. Cuando abrazamos, nuestro cuerpo libera oxitocina, conocida como la "hormona del amor", que reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y fortalece el sistema inmunológico.
Además, abrazar genera una sensación de seguridad y calma, ayudando a disminuir los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y promoviendo una mayor conexión entre las personas.
Aunque nació en Estados Unidos, el Día Mundial del Abrazo se extendió a todo el mundo. En diferentes culturas, este gesto tiene significados que van desde la reconciliación hasta el apoyo en momentos difíciles. Sin importar el lugar, el mensaje es claro: un abrazo puede cambiar el día de alguien.
La mejor manera de conmemorar este día es fácil: ¡abrazando!
Aunque con el calor en Argentina puede ser complicado, no es excusa. A la sombra, bajo el aire, frente al ventilador, regalá un abrazo o pedilo si lo necesitás.