

El Super Bowl LIX tuvo un show de medio tiempo inolvidable con Kendrick Lamar como protagonista. El rapero ofreció una actuación de 13 minutos en la que combinó su música con una puesta en escena impactante, consolidando su legado en la cultura del hip hop.
El show arrancó con una introducción de Samuel L. Jackson, quien apareció vestido de “Tío Sam” y cuestionando si Lamar sabía “jugar el juego”. Acto seguido, el rapero emergió sobre un Buick Regal, recreando la icónica imagen de la portada de su álbum GNX, y comenzó con “Bodies”, seguido de “Squabble Up”.
A medida que avanzaba la presentación, la escenografía cambió a un enorme campo de fútbol con un poste de luz gigante, mientras Lamar interpretaba clásicos como “HUMBLE.” y “DNA.”, acompañado por un grupo de bailarines vestidos con los colores de la bandera estadounidense.
En el tramo final del espectáculo, SZA se unió a Lamar para interpretar “Luther” y “All the Stars”, mientras la producción jugaba con luces y sombras en un escenario minimalista. Luego, Serena Williams apareció bailando junto al rapero, lo que desató la euforia del público.
El punto culminante llegó cuando Lamar desafió las expectativas y, a pesar de la controversia, interpretó “Not Like Us”, su éxito más polémico del último año. La frase “This is bigger than the music” (Esto es más grande que la música) resonó en todo el estadio antes de que el show terminara con la pantalla en negro y la frase “Game Over” iluminándose entre la multitud.