Por: Nano Arrarás

“Mujer y Argentina” dijo y se levantó empoderada mientras sonaba “Ella” de Bebe de fondo, apagó las luces del estudio y desapareció de escena. Ese día cambió todo, no solo para ella, sino para todxs lxs que consumían los medios de comunicación.

Durante toda la vida las diversidades sufren los más terribles destratos dentro de los mass media, y a pesar de que hoy existen derechos que garantizan el respeto y las libertades de cada unx, todavía no existe un fin de igualdad que les facilite el camino.

Florencia Trinidad es un claro ejemplo de lo que es ser trans dentro de los medios argentinos y su violencia mediatica. Se las bancó todas, no la respetó más de la mitad de lxs comunicadorxs de este país. Tuvo que reírse de ella, para que cada unx de lxs que estábamos sentados en nuestra casa la aceptáramos.

Las dejó pasar, todas durante 15 años. Hasta que un día la cabeza le hizo un click. Se dio cuenta que, si ella se reía de sí misma, lx otrx creía tener el permiso para reírse de ella, de sus compañerxs. Y ahí, otra vez, volvió a ser el eje de debate. Miles de críticas llovieron, que se le subió el ego, que reniega de su pasado y demás violencias que recibió y recibe.

Sus derechos humanos fueron vulnerados y hoy, casi 10 años después, nos damos cuenta. A Florencia y a tantxs otrxs le debemos años de risas verdaderas, años que estuvieron oscurecidos por la falta de leyes, de políticas, de acompañamiento.

Porque hace 10 años las leyes eran un enemigo para las disidencias, era aquel villano que obraba en silencio a favor de quien ejercía la violencia, esa que no identificábamos o que nos hacíamos lxs boludxs para no cuestionarnos que lo que hacíamos estaba mal.

Desde el momento que hizo el click logró modificar muchas cosas dentro de los medios de comunicación que fueron de la mano de leyes muy importantes. La Ley de Identidad de Género que le dio su nombre que hoy flamea en la pantalla de canal Encuentro y que hizo icónico su discurso con el cual comenzamos esta nota.

“Mi nombre es Florencia Trinidad, madre de Paul e Isabela Goycoechea, señora del doctor Pablo Goycoechea, mujer y argentina” fueron las palabras que marcaron ese discurso emocionante que dio vuelta a toda la audiencia. Y también a todxs lxs comunicadorxs que hablaron días y días sobre ese discurso genuino y emocionante.

Florencia fue violentada de todas las formas existentes dentro de su camino laboral en el mundo del espectáculo, fue cuestionada por lo que sentía. Fue insultada, denigrada, acosada y violentada sistemáticamente por muchxs comunicadorxs.

Mi pregunta es: ¿Cuántxs chicxs trans hay actualmente en la televisión? Podemos contarlos tranquilamente con los dedos de una mano, las leyes existen, se cumplen, algunas más que otras, pero al camino de la igualdad aún le queda un trecho bastante grande por recorrer.

La risa cómplice de lxs comunicadorxs con la audiencia ya no se permite, no mientras existan más Florencias le paran la movida a quienes quieran conservar el status quo, aquél que tanto daño nos ha hecho a todas las identidades, que nos encasilla en una idea biologicista.

Porque esto no daña simplemente a las identidades disidentes sino a todas. Crea día a día masculinidades tóxicas, sigue sosteniendo el patriarcado, los estereotipos de belleza y miles de cosas más que hacen que la sociedad actúe como lo hace.

Ella hoy tiene el privilegio de ser visibilizada, de alguna manera, pero eso no quita que no siga luchando para que quienes aún son invisibles puedan llegar a verse tras tanta oscuridad que atormenta nuestro sistema.

Ella guerrea para que ninguna chica trans tenga que reírse de ella misma para ser aceptada por lx otrx, para que no tenga que salir a prostituirse porque no puede laburar de otra cosa, para que no la traten de varón a pesar de aclarar cómo se identifica, para que no sufra, para que la esperanza de vida supere los 35 años.

Por eso mismo: “mientras la pasas bien, nosotrxs luchamos”. Porque mientras vos te cagas de risa en el sillón de tu casa mientras cortan una pollera, mientras le hacen chiste de si le pesan los huevos, o le cuestionan cómo tiene que ser frente al otrx hay pibxs que la están luchando incansablemente para que los vean, para salir del closet.

O tal vez, para que vean que nadie está viendo. Porque en esta vida no es todo risa, porque en esta vida ser trans, ser puto, ser mujer se paga con la muerte, a pesar de todas las leyes que existen y el camino hacia la deconstrucción y la igualdad que comenzamos a dar.

Sí, el cambio cultural tiene y es indispensable que vaya acompañado de políticas y leyes que ayuden a que la herida sangre y no duela tanto hasta que algún día se cierren todas esas llagas que siguen abiertas. Porque a Florencia la violentaron y la violentan y a ella la podemos ver, pero dentro de esta sociedad tan cruel le seguimos dando la espalda a muchxs otrxs.

Gracias a este tipo de cambios hemos logrado desnaturalizar estas violencias que eran ejercidas hacia la comunidad trans y poder poner en el foco de discusión qué está bien a la hora de hablar con una identidad trans, por ejemplo, preguntar con qué pronombre se siente identificadx para no hacerlx sentir incomodx.

Ojalá ninguna disidencia más tenga que ser sometida a esta gran violencia mediatica que existió siempre en los medios de comunicación, sobre todo en la televisión. Ojalá nadie tenga que volver a pasar por nada de lo que pasó Florencia.

La Educación Sexual Integral, la Ley de Identidad de Género y las leyes contra la discrminación y violencia de mujeres y diversidades ayudan a trazar un camino de desnaturalización de conceptos y chistes que teníamos presente en nuestro día a día que hacían sentir incomodxs a lxs otrxs.

Pero esto no concluye acá, vamos a seguir reclamando, Florencia, vos, yo y todxs lxs que estamos subidxs a esta lucha infrenable, no nos vamos a seguir callando, no vamos a seguir dejando que se rían de nuestros sentires, de nuestras elecciones. Faltan muchas leyes más. Mientras ustedes la pasan bien con sus privilegios, nosotrxs luchamos.