

Por: Lic. Marcel Aguilera
No descubro nada si digo que el peronismo no convoca, no enamora, no entusiasma. No genera nada de lo que supo generar en otros momentos de su historia: está al borde de ser intrascendente.
El peronismo se parece mucho a Boca Juniors. ¿En qué sentido? En que la conflictividad lo potencia. Lo que en otros espacios pasa desapercibido, en Boca hace ruido, genera repercusión, tapa de diario. Bueno, al peronismo le pasa lo mismo. Pero hoy, sin conflicto, sin debate, sin disputa interna, no genera nada. Y eso, en política, es gravísimo. Pero en comunicación es aún peor, porque significa que estás fuera de la escena, fuera del conflicto, fuera de la polarización.
El peronismo hoy está al borde de lo peor que te puede pasar: que a nadie le importe. Que no molestes, que no motives, que no representes. Y eso se nota. Hoy la mística, eso que siempre se le adjudicó al peronismo, está mucho más presente en el mileísmo y en lo que Milei genera con su agenda permanente, con sus discursos, con su forma de aparecer.
En el conurbano, sobre todo en la primera y tercera sección electoral, hay todavía terreno para disputar. Pero eso solo es posible si el peronismo logra instalar una elección politizada. Y para eso, necesita conflicto. Necesita interna. Necesita ruido.
En ese marco, pensar una lista de unidad para la provincia de Buenos Aires no solo es un error: es regalarle la campaña a Milei. Porque si se arma la foto de Axel con Máximo, con Massa, con todos juntos, eso es todo lo que Milei necesita para reforzar su discurso. Ya tiene el spot hecho.
Al revés: el peronismo necesita ir con dos listas, necesita abrir el juego, generar una interna que le permita volver a ocupar espacio en la agenda pública. Disputar, tensionar, discutir. Porque eso permite convocar a muchos sectores que hoy no están, que con una lista de unidad directamente quedan afuera, o quedan al margen. Y cuando eso pasa, esos espacios no tienen incentivo para participar.
Si de verdad el oficialismo provincial quiere disputar en el último bastión; el último reino que le queda al peronismo, hace falta ruido. Hace falta conflicto político, del que ordena, del que interpela, del que vuelve a politizar una elección. Porque si no politizás la elección, la gana Milei. Y si el peronismo no logra volver a generar agenda, irá directo a la derrota.