

Una vez más, Lilia Lemoine quedó en el centro de la polémica. La diputada libertaria, conocida por sus exabruptos en redes sociales, protagonizó un insólito cruce con médicos del Hospital Garrahan que se manifestaban frente al Congreso.
Al ser consultada por la protesta, Lemoine no dudó en exponer su postura con una frase que desató la indignación: “Nadie tiene por qué pagar por tus sueños. Yo soñaba con ser astronauta. ¡Quiero que me paguen mi sueño ya!”, ironizó en su cuenta de X. Y fue más allá: “Si sos médico y no te sirve el sueldo, tenés la libertad de hacer otra cosa”.
Las declaraciones llegaron luego de que Leandro Crisso, médico residente del Garrahan, le recordara la importancia de su labor y la necesidad de un salario acorde: “Somos médicos matriculados. Están gobernando, háganse cargo”, respondió el profesional, que actualmente cobra $830.000 mensuales más un bono no remunerativo.
Lemoine no se quedó callada. Reafirmó su pensamiento: “Yo trabajé de lo que tenía que trabajar para ayudar a mi familia. ¿Por qué yo pude y otros no?”, y cuestionó que se priorice a los médicos sobre otros oficios: “Se suele pensar (mal) que hay que cuidarlos más que a un albañil, un peluquero o una cocinera”.
Además, la diputada anticipó que el Gobierno vetará la ley en caso de que el Congreso apruebe mejoras para los residentes, la Ley de Discapacidad o el sistema jubilatorio. “Argentina tiene que dejar de ser un país de locos”, disparó.
Del otro lado, Crisso le marcó la importancia del Garrahan en el sistema de salud: “Se forman 75 pediatras al año. ¿De dónde salen los pediatras si no financiás la formación? ¿De los árboles?”.
Lemoine cerró su participación con una lógica de mercado: “Cada uno gana lo que vale. Me hartaron”. Mientras tanto, la presidenta del Consejo de Administración del Garrahan, Soraya El Kik, destacó que los residentes son pieza clave en la atención de los 580 chicos internados en promedio en el hospital. “Ellos son como monitores para los pacientes de alta complejidad”, explicó.
La discusión dejó en evidencia el abismo entre la mirada oficialista y las condiciones reales del sistema de salud. Lo que para muchos es vocación, para otros parece ser solo una cifra que no “rinde” en el mercado.