

En su primera aparición pública desde que comenzó a cumplir prisión domiciliaria por la causa Vialidad, Cristina Fernández de Kirchner apareció con un mensaje grabado desde su departamento en Constitución, que fue reproducido durante la multitudinaria concentración en Plaza de Mayo. En apenas nueve minutos, la expresidenta volvió a colocarse en el centro del escenario político con un discurso desafiante, enfocado en su figura, con una narrativa de proscripción y un llamado a la reorganización con vistas al futuro.
El acto, inicialmente pensado como una movilización a Comodoro Py para acompañarla en una supuesta entrega voluntaria, se transformó tras el fallo del Tribunal Oral Federal 2 que le concedió prisión domiciliaria. Sin embargo, Cristina convirtió la jornada en una acción personal y simbólica desde su lugar de detención, sin romper las condiciones judiciales pero sí esquivando el mandato implícito de silencio y discreción.
Con dos ejes claros, CFK sostuvo que su condena obedece a una maniobra política para impedirle competir electoralmente. “No me dejan competir porque saben que pierden”, denunció, asegurando que su condena no se basa en hechos de corrupción sino en una persecución judicial para proscribirla. El segundo mensaje, aún más ambicioso, apuntó al futuro: “Vamos a volver con más unidad y fuerza”, prometió, buscando reactivar la épica militante del kirchnerismo pese a su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
A su vez, aseguró que "el pueblo argentino demostró mil veces que sabe ponerse de pie". "Pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar a todo el pueblo argentino", afirmó la titular del Partido Justicialista.
"Vamos a volver":
— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) June 18, 2025
Por el mensaje de Cristina Kirchner durante la marcha en Plaza de Mayo pic.twitter.com/qybvygfWn3
La frase “Vamos a volver” resonó con fuerza en la Plaza, pero no alcanza para ordenar el caos interno del PJ. La presencia física de Cristina fue reemplazada por la voz de su círculo más cercano, que deberá interpretar sus señales y traducirlas en acción política. Mientras tanto, la figura de Axel Kicillof aparece como pieza clave en la arquitectura futura del espacio. La definición sobre su rol y el de CFK será determinante para evitar nuevas fracturas.
El peronismo inicia así una etapa de reconfiguración. Con su principal figura detenida, sin liderazgo claro y con desafíos electorales inminentes, el partido deberá encontrar la forma de suturar heridas y proyectar una alternativa de poder. Cristina, aunque limitada judicialmente, volvió a decir presente. Ahora, el peronismo tiene que decidir qué hacer con ese legado.