

Unas 6.000 personas cruzaron el lunes los 500 metros de mar que separan los dos países. Esto incluye a 1.500 menores, que aparecieron entre la medianoche y la madrugada también por tierra desde Marruecos, en un contexto de crecientes tensiones diplomáticas entre Rabat y Madrid. 2.700 personas fueron devueltas.
Los blindados y la infantería persiguieron a lo largo de la costa a un masivo grupo de personas, en su mayoría menores de edad y familias, que ingresaron ilegalmente desde el enclave del norte de África. La Unión Europea exigió la colaboración de Marruecos. El presidente de España, PedroSánchez, quien viajó a Ceuta, ha prometido la "máxima firmeza" para restablecer la normalidad en el territorio. Ambos países firmaron un acuerdo hace tres décadas para repatriar a todos los que crucen la frontera nadando.
Ni Rabat ni los funcionarios locales han hecho comentarios sobre la afluencia masiva ni han respondido a las preguntas.
Según Dujarric (secretario general de la ONU), la crisis desatada en las últimas horas es también "otra ilustración de los desafíos a los que todos nos enfrentamos para tratar de gestionar la migración mundial de una forma humana y que respete la dignidad humana de la gente".
Los inmigrantes africanos tratan de llegar a Europa en busca de una vida mejor, acto seguido las autoridades españolas aumentaron su dispositivo de seguridad en la zona.