

Por: En agenda
Cada 20 de julio, los argentinos celebran el Día del Amigo, una tradición que tiene un origen tan curioso como emotivo. El responsable fue Enrique Ernesto Febbraro, un odontólogo y profesor de filosofía que, inspirado por la llegada del hombre a la Luna en 1969, decidió transformar ese hito en un símbolo de unión.
Para Febbraro, el paso de que el hombre llegará a la Luna no solo representaba un avance científico, sino también un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo. Con esa idea, escribió y envió más de mil cartas a distintas partes del mundo proponiendo instaurar esa fecha como el Día del Amigo. Recibió unas 700 respuestas positivas, lo que lo motivó a seguir adelante con su propuesta.
La iniciativa se popularizó rápidamente en Argentina y, con los años, se transformó en una de las celebraciones más queridas del calendario. Aunque la ONU declaró el 30 de julio como el Día Internacional de la Amistad, en Argentina el 20 de julio sigue siendo sinónimo de cariño, sea compartiendo un asado o un mate en nuestras plazas.
Febbraro falleció en 2008, pero su legado sigue vivo en cada día del amigo celebrado. Su idea demostró que un gesto simple puede conectar a toda Argentina.