

El crecimiento sostenido del virus sincicial respiratorio (VSR) mantiene en alerta al sistema de salud de la provincia de Buenos Aires. El brote, que afecta principalmente a lactantes y niños pequeños, disparó la demanda de camas pediátricas en clínicas y hospitales, con una ocupación que alcanza niveles críticos: en algunos casos, se llegó al 99% en unidades de terapia intensiva.
El último Boletín Epidemiológico provincial confirmó que, desde fines de mayo, las internaciones por enfermedades respiratorias en menores de cinco años vienen aumentando de manera constante en todos los niveles de atención: desde cuidados mínimos hasta intensivos. El grupo más afectado es el de bebés menores de un año.
En la segunda semana de julio, la ocupación de camas de terapia intensiva pediátrica alcanzó el 92% en el sistema público de salud bonaerense. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el porcentaje fue aún mayor: 99%, según datos del Ministerio de Salud. Ante este panorama, se analiza una ampliación de entre el 20% y el 30% de las camas disponibles, para descomprimir el sistema y evitar colapsos.
La situación también se refleja en instituciones privadas. En La Plata, la Nueva Clínica del Niño reportó una “llamativa demanda de cuadros respiratorios que requirieron unidades de terapia intensiva”, según explicó su director médico, Guillermo Salas al Diario El Día. El incremento comenzó en junio y se sostuvo durante todo julio.
“La demanda de la región La Plata y Gran La Plata la pudimos contener bastante. El problema son las derivaciones desde otras localidades, que pueden quedar sin respuesta si no se amplía la capacidad”, advirtió Salas. En algunos casos, las clínicas dejaron de aceptar derivaciones por falta de disponibilidad de camas.
Especialistas advierten que, además del aumento estacional del VSR -que circula entre abril y agosto, con picos en junio y julio-, el impacto se agrava por la baja cobertura de vacunación en embarazadas, así como la ausencia de una estrategia nacional con anticuerpos monoclonales para proteger a los recién nacidos. Esta herramienta ya se utiliza en otros países para reducir hospitalizaciones por VSR en bebés durante su primer año de vida.