

Después de la eliminación ante Atlético Tucumán en la Copa Argentina y la dura derrota frente a Huracán, Juan Román Riquelme tomó una decisión que marca un antes y un después en su gestión como presidente de Boca: disolver el Consejo de Fútbol, una de las estructuras centrales que lo acompañó desde que asumió el mando del club.
Según confirmaron desde su entorno, Román ya les comunicó a Mauricio Serna y Raúl Cascini que no continuarán cumpliendo funciones, mientras que Marcelo Delgado, el Chelo, se mantendrá en un rol de menor protagonismo. Jorge Bermúdez, por su parte, permanece en Colombia desde hace tiempo y no está claro si seguirá vinculado al club.
En este contexto de reconfiguración profunda, uno de los nombres que suena con fuerza para sumarse al nuevo esquema es el de Carlos Fernando Navarro Montoya. El exarquero de Boca, consultado sobre la posibilidad, no esquivó el tema: “Me gustaría volver a casa”, aseguró en diálogo con el periodista Alexis Dassie. También fueron mencionados como posibles opciones el Beto Márcico y José Pekerman, aunque no hay definiciones oficiales.
Creado en 2019 como una forma de descentralizar decisiones futbolísticas y blindar al presidente del contacto diario con el plantel, el Consejo de Fútbol fue durante años una marca registrada de la gestión Riquelme. Encargado de negociar refuerzos, renovar contratos y ser la voz institucional ante cada crisis, con el tiempo el modelo comenzó a mostrar desgaste.
La presión por los malos resultados -Boca perdió cuatro de las cinco competencias que disputó en 2024-, la falta de respuestas en el juego y el conflicto con varios jugadores del plantel profundizaron la crisis. La dirigencia apuntó directamente al Consejo como uno de los responsables del presente, y Riquelme decidió avanzar con una reforma total.
Serna fue quien, en las últimas semanas, ofició como vocero del club en medio del mal momento deportivo. Oficializó la salida de Fernando Gago tras el Superclásico perdido y habló públicamente luego de la eliminación con Atlético Tucumán. Sin embargo, ni él ni Cascini seguirán vinculados a la institución.
La figura del mánager, que reemplazaría al Consejo, busca aportar una conducción más profesional, moderna y con mayor cercanía al cuerpo técnico y al plantel. Queda por verse si tendrá también más autonomía para tomar decisiones claves, como definir incorporaciones o participar activamente en la elección de futuros entrenadores.
La expectativa en Boca es que este cambio sirva como punto de inflexión para revertir la crisis que atraviesa y encarar una segunda mitad de año que, al menos, le permita al club asegurar su clasificación a la Copa Libertadores 2026.
La historia dirá si el golpe de timón llega a tiempo o si la crisis ya marcó un camino sin retorno.