

Por: Redacción enAgenda
El violento escándalo desatado en Avellaneda durante el partido entre Independiente y la Universidad de Chile tuvo este jueves una fuerte derivación política: el presidente chileno Gabriel Boric ordenó el envío de su ministro del Interior, Álvaro Elizalde, a Buenos Aires para acompañar a los heridos y seguir la situación de los más de 300 hinchas detenidos.
“Dada la gravedad de lo sucedido ayer en Argentina con el inaceptable linchamiento de chilenos en el estadio de Independiente, he instruido al Ministro del Interior, Álvaro Elizalde, que viaje a Buenos Aires para, junto con el Embajador, acompañar personalmente a los heridos y revisar la situación de los detenidos”, escribió Boric en su cuenta de X.
El mandatario calificó la escena vivida en el Libertadores de América-Ricardo Bochini como “inaceptable” y aseguró que el Gobierno trasandino actuará con firmeza: “La violencia no tiene ninguna justificación, de ningún lado, y vamos a proteger los derechos de nuestros ciudadanos sin perjuicio de las responsabilidades que pueda establecer la justicia”.
El partido, correspondiente a los octavos de final de la Copa Sudamericana, se suspendió después de una serie de incidentes que comenzaron con destrozos y agresiones desde la tribuna visitante, donde los hinchas de la U arrancaron butacas, incendiaron asientos y arrojaron proyectiles. La violencia escaló cuando una facción disidente de la barra de Independiente avanzó sobre los chilenos en una verdadera cacería que dejó múltiples heridos.
Las imágenes de hinchas ensangrentados, despojados de su ropa e incluso cayendo desde la tribuna dieron la vuelta al continente. En medio del caos, Aprevide reconoció que el operativo de seguridad contó con 650 policías y 150 agentes privados, aunque ninguno estuvo presente en el sector visitante al momento de la agresión.
La Conmebol resolvió cancelar el encuentro y responsabilizó a Independiente por la falta de garantías. Desde Chile, la indignación fue inmediata. “Lo sucedido en Avellaneda está mal en demasiados sentidos, desde la violencia en las barras hasta la irresponsabilidad en la organización”, advirtió Boric, y concluyó con una frase tajante: “Nada justifica un linchamiento. Nada”.