Nuevos detalles surgidos en las últimas horas arrojaron luz sobre la conversación que mantuvieron el 21 de noviembre el dictador venezolano Nicolás Maduro y el presidente estadounidense Donald Trump. Según informó la agencia Reuters, Maduro habría comunicado su disposición a dejar el poder, condicionada a recibir una amnistía completa para él y su núcleo familiar.
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El diálogo se produjo en un contexto marcado por el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y por un despliegue militar cada vez más amplio en el Caribe. Para Washington, Maduro no es reconocido como presidente legítimo desde 2019, y su permanencia en el poder continúa siendo un punto de fricción con gobiernos occidentales y organismos internacionales.
Hasta el momento, ni la Casa Blanca ni voceros del régimen chavista realizaron comentarios públicos sobre los detalles de la llamada.
Las fuentes consultadas por Reuters señalaron que Maduro condicionó su salida a un salvoconducto jurídico que lo protegiera frente a causas penales internacionales y locales. Tampoco se precisó el posible destino del mandatario en caso de abandonar Venezuela, aunque en los últimos días trascendieron movimientos diplomáticos en países aliados.
Entre ellos, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko mantuvo reuniones con el embajador venezolano en Moscú, Jesús Rafael Salazar Velázquez, y, según medios oficiales, habría reiterado que Bielorrusia estaría dispuesta a recibirlo si decidiera dejar Caracas. Rusia, por su parte, volvió a manifestar su “apoyo firme y categórico” a Maduro en una comunicación entre Vladimir Putin y el líder venezolano.
No existen confirmaciones oficiales sobre si estas gestiones derivaron en negociaciones formales tras la llamada con Trump.
En paralelo a estas revelaciones, el presidente estadounidense anunció una nueva fase de operaciones militares destinadas a frenar el narcotráfico en la región. Desde la Casa Blanca, Trump afirmó que Estados Unidos iniciará ataques terrestres contra redes que operan desde Venezuela, al considerar que el tráfico por mar -según sus datos, reducido un 92%- se está desplazando hacia rutas terrestres.
“Vamos a empezar a reducirlo también por tierra”, expresó, tras asegurar que miles de delincuentes provenientes de Venezuela ingresaron a territorio estadounidense.
La ofensiva militar incluye un despliegue aproximado de 15.000 efectivos, el portaaviones USS Gerald R. Ford, más de una docena de buques, guardacostas, aviones de combate F-18 y bombarderos B-52. Desde septiembre, ataques aéreos en el Caribe y el Pacífico causaron al menos 87 muertes, según cifras proporcionadas por el propio Trump.
El régimen chavista calificó estas acciones como actos de “piratería internacional” y denunció el “robo descarado” del petrolero venezolano incautado esta semana.
La información sobre el diálogo entre Maduro y Trump se suma a una serie de negociaciones discretas que han acompañado la crisis política venezolana en los últimos años. Para Estados Unidos, la presión militar, diplomática y económica busca forzar una transición; para los aliados de Caracas, se trata de un intento de injerencia externa en los asuntos internos de Venezuela.
Mientras tanto, el escenario permanece abierto: no hay confirmación de próximos pasos, ni de parte de Washington ni del régimen chavista. Lo que sí está claro es que la conversación entre ambos mandatarios -y las condiciones planteadas por Maduro- abrió una nueva fase de incertidumbre en la crisis venezolana, con actores internacionales atentos a un eventual cambio de poder.