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Interés | 24 ago 2021

conoce la historia

Caso carpinchos: ¿cómo era Nordelta antes?

La polémica por los roedores más grandes del mundo llegó a la Legislatura porteña: mientras se debate sobre la construcción de torres en Costanera Sur en la gestión de Larreta, se alerta sobre el efecto de alterar el ambiente como pasa con los barrios privados en Tigre. Especialistas instan a respetarlos y convivir con ellos, y desmienten que son peligrosos.


Nordelta nació de una idea de Julián Astolfoni originalmente en 1972, tomando como inspiración las Villes Neuves de París y otros emprendimientos urbanísticos de Europa.

El proyecto fue aprobado recién en 1992 por la Provincia de Buenos Aires. En 1998 Julián Astolfoni y Eduardo Costantini se asociaron para comenzar la obra. Para 1999 fue el año de lanzamiento del primer barrio, La Alameda, y en el 2000 se entregó el primer lote para su construcción. En menos de 15 años Nordelta se expandió a más de 30.000 habitantes. Dentro del partido de Tigre, Nordelta tiene carácter de localidad.

Esta obra fue materializada en territorios que antes eran humedales y pantanos. En 1998 comenzó construcción de Nordelta; ya con Eduardo Constantini como socio y principal referente del concepto “Ciudad Pueblo”, miembro de una de las familias más ricas del país.

Infraestructura

Durante la década del 70 sobre los terrenos en los que en la actualidad existe el emprendimiento Nordelta, se empiezan a delinear los primeros trazos de un proyecto a largo plazo, donde el primer gran condicionante y desafío, debido a que se trataba de una zona de muy bajo nivel del mar, era la estabilidad hidráulica del área, por lo que había que proyectar una solución que garantizarlo, que las tierras sobre las que se iba a trabajar, se encontraran por arriba de los niveles de inundación.

En Julio de 1999, luego de años de trabajo en materia de movimiento de suelos, instalación de infraestructura, creación de espejos de agua, preparación de terrenos para forestación. Se rellenaron unas 1300 hectáreas hasta alcanzar la capa protectora de inundaciones, mediante dragado, refulado y movimiento de suelo convencional hidrológico, que posee compuertas de conexión con el sistema hídrico exterior para posibilitar la recarga biológica y en especial para la regulación de eventuales excesos. Muchos años de intensa gestión de ingeniería, ejecución de obras y actividad comercial.

Hoy

Nordelta, compuesto por 24 barrios privados, y otros pendientes. Tiene cinco colegios bilingües, un centro médico propio con 80 especialistas, un centro comercial con las principales marcas, cinco salas de cine, cuatro bancos, dos estaciones de servicio y un importante número de restaurantes de alta gama. También un Club Deportivo, un hotel cinco estrellas y una cancha de golf. Además de tener bandera propia, una laguna de 180 hectáreas, acceso a canales de agua y hay quienes pescan desde los jardines y patios de sus casas. También hay parlantes en las calles y cámaras de seguridad prácticamente en todos lados.

En el Delta del Tigre, el carpincho solía ser uno de los blancos de caza de la población isleña décadas atrás, cuando se cazaba como forma de subsistencia. En la actualidad, las y los isleños tienen actividades más relacionadas al turismo. De hecho, el avance para emprendimientos turísticos e inmobiliarios explica gran parte del desmonte en la zona.

“Desmontan y rompen para turismo, cabañas, barrios. Con ese avance del turismo el carpincho va yendo a donde puede. En este caso a Nordelta, que tiene lagunas”, explicó Goldschmidt, especialista en gestión ambiental y uno de los impulsores de la creación de la primera Reserva Natural Urbana y Pública de Tigre.

Según el diario Clarín, hoy en día hay 17 % más carpinchos que en el 2020. Este aumento alarmó a los más de 30.000 pobladores del Nordelta que, están preocupados también, por cubrir gastos de manutención todavía más altos. Mientras tanto, los roedores más grandes del mundo pastan tranquilamente en las hectáreas más caras de Argentina.

Goldschmidt describió que los carpinchos “comen lo que encuentran, las cosas de los jardines, todo eso. Pero el tema de los ataques es relativo: no son animales agresivos. A menos que se sientan atacados. Son vegetarianos, no es que van a cazar un perro o gato".

A nivel mundial, dijo el especialista en diálogo con Tiempo Argentino: “lo que se dice es que mientras no pase cierto límite hay que aprender a convivir con la fauna autóctona. Porque es lo que estaba antes: si uno lo ve desde un punto de vista global, era el hábitat de ellos y se los desplazó para construir un barrio. Hay que aprender a convivir. Legalmente, no se pueden ni trasladar ni matar. Es la ley, por más que a veces no se cumpla”.

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