

Tal y como han asegurado Shams Charania (The Athletic) y Adrian Wojnarowski (ESPN) con apenas unos segundos de diferencia, James Harden muda su barba y talento a los Sixers por obra y gracia de Daryl Morey, el directivo que siempre le ha querido en su equipo. A cambio, la franquicia de Philadelphia suelta (por fin) a Ben Simmons, al que acompañan Seth Curry, Andre Drummond, una primera ronda desprotegida de 2022 y otra protegida de 2027. Además de Harden, los Nets han incluido en el trato a Paul Millsap.
Acaban así los dos mayores novelas de los últimos tiempos. La de Ben Simmons, inactivo desde inicios de temporada tras ser el chivo expiatorio de la última eliminación de los Sixers. El base llega a un nuevo destino al que puede adaptarse, aparentemente, a la perfección (por fondo, forma y estilo de juego) y deja de perder dinero (más de 19 millones en multas) por negarse a jugar sin estar en ningún tipo de parte médico. Y el de Harden, de menor duración, que sale de los Nets por la puerta de atrás, un nuevo traspaso forzado por un jugador que no estaba contento en los Rockets hace unos meses, ni lo estaba ahora en Brooklyn.
Harden no había viajado con el equipo esta mañana y, según las informaciones, se encontraba entrenando con el personal de los Nets. Por suparte, Simmons estaba totalmente desconectado del grupo y su relación con Embiid se había roto. El movimiento favorece, en teoría, a ambas partes y deja los siguientes posibles quintetos: Kyrie Irving, Seth Curry, Durant, Simmons y Aldridge en los Nets;
por parte de los Sixers, Harden, Tyrese Maxey, Danny Green, Tobias Harris y Joel Embiid. Dos equipos que asustan de primeras (ya veremos cómo funcionan en la práctica) y que pueden ser, además, rivales directos en playoffs. Para añadir, por si hubiera poco, más morbo.