

Por: Magdalena Ferreira
Prilidiano Pueyrredón fue un artista plástico nacido en San Isidro en el año 1823, hijo de Juan Manuel de Pueyrredón, quien junto a San Martín, planificó el cruce de los Andes. Prilidiano es considerado pionero del arte en nuestro país, quien falleció en esta fecha en el año 1870. Más de la mitad de sus obras se basaron en retratos, muchos de ellos pintados por encargo para figuras de la alta sociedad. Además, fue uno de los primeros en abordar la temática arrabalera y gauchesca en sus pinturas, plasmándola de acuerdo a la doctrina romántica que había adquirido en Europa.
Podemos decir que Prilidiano fue un adelantado para su época, influenciado por sus vivencias en distintos puntos del mundo, siendo pionero de diversas temáticas, ya que también fue el primero en pintar desnudos femeninos en Buenos Aires, de los cuales se conservan dos obras en el Museo Nacional de Bellas Artes, se tratan de “La siesta” y “El baño”.
Estudió ingeniería en la Escuela Politécnica en París y vivió con su familia en Río de Janeiro por un periodo breve. Luego de un alejamiento con su hermana y el rechazo de una mujer abandonó Buenos Aires, se trasladó a Cádiz, España y en 1851 pintó a Manuelita, la hija de Rosas. En 1854 regresó al país y puso sus conocimientos de ingeniero y arquitecto a la orden de la obra pública, aunque una de las obras tuvo fallas y perjudicó su salud.
En cuanto a la obra pública, trabajó en obras de restauración y ampliación de numerosos monumentos, entre ellos la Pirámide de Plaza de Mayo, la Casa Rosada y la capilla de Recoleta, como urbanista, diseñó la Plaza de la Victoria, un parque junto al Paseo de Julio en su momento, y el puente del barrio de Barracas. También fue el autor de los planos para la mansión construida en Olivos por Miguel de Azcuénaga, actual Quinta de Olivos, residencia Presidencial.
Para los años 50’ y 60’, Prilidiano pondría toda su concentración de nuevo en la pintura, de estos años se conservan 223 obras, siendo en su mayoría retratos pintados por encargo para figuras de la alta sociedad.
Sobre el puente en Barracas, fue en 1862 que se le concedió la realización del mismo sobre el Riachuelo, se embarcó una obra para crear un puente giratorio de vanguardia, y una vez habilitado, un error de cálculos hizo fracasar el mecanismo, el terreno cedió y el puente terminó hundiéndose. Este hecho hizo que le invadiera la culpa, solicitó de nuevo la obra y la financió de su bolsillo, pero fue tanto el impacto en su vida personal que le costó la vida y falleció a sus 47 años sin ver la obra terminada.
El nuevo puente se habilitó el 9 de noviembre de 1871, y fue denominado con su nombre en homenaje. Más tarde, en 1884, sería arrasado por el río.