El escándalo comenzó, en realidad, a partir del partido que Los Pumas disputaron el pasado sábado contra el seleccionado neozelandés, los All Blacks. Antes de comenzar el partido los kivis colocaron a forma de ofrenda una camiseta de su seleccionado con el nombre de Maradona y el 10 en la espalda frente a los Pumas, que esperaban para el tradicional Haka.

El seleccionado argentino, uno de los primeros que iban a tener una demostración deportiva desde la muerte de Diego, no realizó ningún homenaje. Esta actitud generó la desepción de propios y ajenos del mundo del rugby que estallaron las redes durante el fin de semana criticando esta actitud.

Pero el problema continuó cuando ayer, exactamente después del pedido de disculpas de la UAR y del capitán del equipo Pablo Matera, cuando se comenzaron a viralizar viejos tweets del mismo capitán y de Guido Petti y a Santiago Socino. Los mismos contienen un profundo contenido racista, xenófobo y discriminador.

Así creció el escándalo y la indignación en redes y en todos los medios, hasta que la UAR comunicó anoche que le quitaba la capitanía del seleccionado a Matera y que lo suspendía junto a Petti y Socino hasta que se tome una desición disciplinaria. El comunicado también aclara “Si bien los mensajes fueron expresados entre 2011 y 2013 y no representan la integridad como personas que los tres mostraron durante este tiempo en Los Pumas, desde la Unión Argentina de Rugby condenamos cualquier expresión de odio y consideramos inaceptable que quienes las expresen, representen a nuestro país.”

Por su parte el ex capitán cerró su cuenta de Twitter y publicó a la noche una foto suya de niño junto a un mensaje en Instagram diciendo: “Pasé momentos más duros. Estoy muy avergonzado. Disculpas a todos los que salieron ofendidos por las barbaridades que escribí. En ese momento no imaginaba en quien me iba a convertir. Hoy me toca hacerme cargo de lo que dije hace 9 años. Perdón también a mi equipo y mi familia por el momento que están pasando por mis acciones y gracias a la gente que me quiere por su apoyo".

La realidad es que el rugby argentino vuelve a estar en el centro de la escena, con casos de violencia, discriminación clasismo y profundo odio. Parece ser que las medidas de la UAR nunca son suficientes ni están a la altura a la hora de encarrilar a sus deportistas, sobre todo pensando en la formación de los mas pequeños.