sábado 27 de julio de 2024 - Edición Nº2061

Opinión | 9 abr 2023

Análisis

Fin de ciclo o gatos peleando para reproducirse

Las próximas elecciones se presentan como una anomalía en la historia argentina. Es que el peronismo, con la moral baja, se dirime entre la supervivencia o el caos necesario “para volver mejores”.


Por: Lic. Marcel Aguilera

Esta semana se movió el mapa político con la aparición de algunos resultados de encuestas, resumidos y graficados en una editorial del periodista Carlos Pagni.

Es que, por primera vez, se habla de manera real lo que muchos dicen por lo bajo: existe la posibilidad de que el Peronismo enfrente por primera vez la posibilidad de no ingresar ni siquiera a un ballotage.

La encuestas y datos vertidos por la editorial de Pagni marcan un claro estancamiento del Frente de Todos ante su imposibilidad de resolver, en lo inmediato, un tema crucial para la sociedad argentina: la inflación. Mientras que para Juntos para el Cambio se evidencia que llegaron a un techo (aunque lidera en todas las encuestas). Y como otra opción para el electorado, aparece el creciente fenómeno de Javier Milei.

Lo que coloquialmente podríamos decir los treintañeros: “era una joda y quedó”. Eso es hoy Milei. Una figura mediática, financiada y fomentada por ambos bandos para dividir en la oposición, por el Pro en CABA y por el Frente de Todos en territorio bonaerense, que poco a poco se convirtió en un monstruo que no para de crecer. Mientras lo sigan denostando en los medios, lo posicionan como opción electoral para todos los argentinos.

Es que ya no sorprende a nadie que supere los 30 puntos de intención de votos en ciudades como Rosario y Córdoba, ni que crezca en el norte al grito de que Menem fue el mejor presidente de la democracia argentina. Milei ahora discute el voto de ambos bandos. El de la juventud en el caso del Frente de Todos (primera fuerza en este segmento de votantes) y por otro lado, los votos más conservadores, cuya primera prioridad es el orden (voto duro de Juntos por el Cambio).

Esto nos lleva a una pregunta, ¿y si llega al ballotage? ¿Larreta o Patricia Bullrich deberán disputar el voto kirchnerista? ¿Cómo tomará la base del PRO el descontento social que hoy asciende a más de 20 millones de compatriotas que descree de las dos principales fuerzas porque nuestro país hace 10 años y que no ve, un crecimiento real en el salario, poder adquisitivo y calidad de vida?

Preguntas que nos llevan a cuestionar algunos supuestos. El teniente General Juan Domingo Perón, construyó un fenómeno sin precedentes en occidente: una fuerza política nacional y popular que bajo un pragmatismo doctrinario podía discutir al capitalismo y al comunismo al mismo tiempo. Generó las transformaciones más importantes del siglo XX y que tiene aún, la medalla de ser el presidente más votado de la democracia argentina. Ahora bien, ¿Se puede sólo vivir de la historia?

 

Partidos políticos populares y pérdida de representación social

Voy a citar dos ejemplos para analizar este contexto: el primero, internacional. Reconociendo las diferencias, claro está, pero voy a focalizarme en México, país latino que junto a Brasil son de los más poblados y con las economías más fuertes.

En dicho país, el partido más fuerte y popular es el PRI (Partido para la Revolución Institucional), partido que cuenta entre sus fundadores con Pancho Villa. Es tan fuerte la historia del PRI que no se puede pensar la historia de México sin tenerlos en cuenta. La alianza con los sindicatos, y la vinculación con los carteles más importantes de México son algunas de las características principales.

Gobernaron durante 60 años ininterrumpidamente. Hasta que por primera vez sufrieron la posibilidad de una derrota en los 80 con un candidato opositor salido desde adentro. Las elecciones terminaron en un fraude histórico y finalmente gana el PRI, apoyado por la federación de narcos del momento. 

La primera derrota real fue con su principal opositor el Partido Acción Nacional (PAN) recién en el año 2000. Volvieron en las elecciones del año 2012 de la mano de Enrique Peña Nieto, pero duraron pocos años en el gobierno hasta las elecciones del año 2018 donde culminaron con una de las peores derrotas de su historia. Fue ante un partido emergente cuya principal consigna fue NO NEGOCIO CON NARCOS, haciéndose eco de lo que pedía la sociedad.

Esto significó que a la fecha, el partido que conduce López Obrador le arrebató en 6 años más del 50% de los gobernadores de los Estados Unidos Mexicanos.

¿Cómo fue posible? Para la prensa internacional y para el sentido popular era casi imposible pensar en una debacle del PRI. Es que cuando las malas gestiones y malas decisiones se sostienen en el tiempo, lo impensado es posible. Así, hoy el partido de Lopez Obrador constituyó una ruptura histórica en el sistema político mexicano.

Vamos con otro ejemplo: el caso de la Unión Cívica Radical. Partido creado desde un movimiento popular y revolucionario encabezado por Alem, pensado para discutir el poder de los conservadores y la generación del 80, logró el voto democrático universal (aunque las mujeres no estaban contempladas en esta conquista hasta el año 1949 de la mano de Eva Perón) y que puso en agenda la necesidad de discutir un país popular.

Que supo gobernar desde 1916 a 1930. Que tuvo a Illia y a Frondizi de presidentes (con el peronismo proscripto). Que recuperaron la democracia con Alfonsín ganándole al peronismo, y terminaron obteniendo 16% de los votos en la reelección de Menem. Volvieron a estar al frente del país con Fernando de la Rúa, Bullrich y Larreta con el FrePaSo de Carlos Heller, Chacho Álvarez y varios aliados hoy del kirchnerismo.

La historia es conocida, la crisis centenaria del partido y las malas decisiones llevaron al radicalismo a sacar el 2,34% en las presidenciales del 2003 en una disputa entre Menem y el candidato de Duhalde y el PJ, Néstor Kirchner.

Los últimos 20 años de la UCR se encontraron ocupando lugares secundarios como ser furgón de cola del PRO, para luego de un largo tiempo poder reconfigurarse en una opción de poder con gobernadores fuertes y candidatos que puedan disputar.

Volviendo a la hipótesis inicial, ¿es imposible pensar en un Frente de Todos que salga en tercer lugar en las próximas elecciones?

Los más entusiastas aseguran que el peronismo puede retener la Provincia de Buenos Aires, sin tener en cuenta que cuando en 2015, perdiendo por 1 punto a nivel nacional con Daniel Scioli a la cabeza, la provincia también se perdió, por lo cual hoy es difícil pensar en retenerla.

Esto lleva a una conclusión: si partidos históricos tuvieron una profunda crisis, no es imposible pensar que el Movimiento Nacional Justicialista, después de varias malas decisiones, con un discurso cada vez más alejado de la sociedad, y una situación económica que no se resuelve, pueda sufrir el mismo destino. De hecho, cuando el presidente es consultado, destaca como una de sus principales políticas una conquista de un DNI que según el último censo involucra a menos del 1% de la sociedad.

También es cierto que cada vez que se dio por muerto al peronismo, desde una mística casi mitológica ha resurgido de manera contundente. Porque como siempre dijo mi abuelo: "cuando el peronismo pierde el rumbo, cuando parece que deja de existir, cuando todos vean que somos una bolsa de gato, hijo, no nos estamos peleando, nos estamos reproduciendo".

Es un escenario que hoy parece difícil de imaginar, porque si Milei llega al ballotage puede ser presidente de la República.

 

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