viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1962

Opinión | 22 abr 2021

Clásico

Shrek, a 20 años del estreno que revolucionó la animación


Por: Diego Soria

De la animación a Shrek:

En la década de los 90, el mundo del entretenimiento estaba pasando por un proceso de cambio a partir del estreno de Toy Story (1995) y su secuela, ambas de Pixar. En ese momento Dreamworks, la competencia más grande del estudio, decidió apostarlo todo y creó una película enteramente generada por ordenador: Antz, una película que nos habla sobre la inconformidad que tiene el protagonista por tener que habitar un lugar sólo porque la sociedad se lo imponía, mientras que él decide abrirse camino contra todo pronóstico y así cambiar su destino. El mensaje es claramente un levantamiento hacia lo establecido. Y exactamente por ese camino va a seguir Shrek, aunque esta vez rompiendo no solo con lo establecido sino también con el mundo mágico de los cuentos de hadas.

Si bien el largometraje tiene la enseñanza de “no juzgar a las personas por las apariencias”, que es algo que puedes entender cuando eres un niño, tiene elementos satíricos y arquetipos propios de la narrativa clásica de una historia que puedes captar más de adulto. Por ejemplo, el héroe: en el relato tradicional, el protagonista debería ser de ojos azules, con un cuerpo perfecto, y una cabellera ideal. Pero ¿con qué nos encontramos en Shrek? Con un Ogro gordo, sin cabello, que se baña con barro y que vive de manera solitaria en su pantano. Es más, en el principio del filme se nos muestra un libro de cuentos en forma de narración, hasta que Shrek arranca una de sus hojas y la usa como papel higiénico. Exacto, esta no va a ser una típica historia sobre princesas. Y por si quedaban dudas, ningún personaje en Shrek es como “debería”: Burro no es noble corcel, Lord Farquaad es un villano con complejo de estatura, y Fiona no es la típica princesa en apuros. Todo el mundo de Shrek es una completa parodia hacia el mundo mágico y especial que siempre nos mostró Disney.

La amistad ente Burro y Shrek se da por pura coincidencia, el primero estaba huyendo para no ser encarcelado hasta que se topa con el ogro. ¿Y qué podemos destacar de nuestro amigo de cuatro patas? Ante todo, su lealtad. Burro sabe que Shrek no es ningún héroe y a pesar de su falta de tacto decide acompañarlo en sus aventuras. Por su lado Shrek podría deshacerse de él cuando quisiera, pero no lo hace, aunque no lo diga disfruta de su compañía, porque como vemos en todo su viaje, Burro no juzga a Shrek por su apariencia como lo demás.

Shrek y Burro

Shrek comienza su odisea por beneficios propios, ya que tiene que rescatar a la princesa de un castillo rodeada de lava custodiada por un dragón -sí, bien cliché- para poder recuperar su pantano. Sin embargo, esto cambia cuando conoce a la princesa y, desde allí, la cinta demuestra que esto es mucho más que una simple sátira. Para entender por qué, debemos remontarnos a la analogía de la cebolla. Lo que nos dice nuestro protagonista es que todas las personas aparentamos algo, proyectamos una versión de nosotros mismos hacia los demás. El hecho de conocer a una persona no es sólo conocer el nombre y cómo luce, sino también saber pequeños detalles, su carácter, cómo trata a los demás, sus sentimientos, y cómo reacciona ante diversas situaciones. Nunca terminamos de conocer a alguien porque no es sencillo, y por ello muchos optamos por juzgar por lo exterior, juzgamos sin realmente conocer, tal cual hacían las personas con el ogro. Lo mejor de esta película es que muestra que somos más de lo que aparentamos. Al principio Shrek se ve como egoísta, solo se preocupa por sí mismo y sus intereses. Pero esta era solamente una faceta o una capa que le mostraba al mundo para no ser herido. Shrek siempre fue tratado como una amenaza, pero cuando finalmente conoce a alguien que no le tiene miedo ni lo juzga, éste se permite pensar en un futuro feliz con la princesa Fiona. El amor hace posible aceptar al otro a pesar de las diferencias, no distingue clases sociales, ni el físico. No sólo los ogros son como las cebollas, todos lo somos y ese es el mensaje de la película. Debajo de la sátira o el humor sarcástico yace una historia hermosa que habla de la aceptación de nosotros mismos, la amistad, la lealtad y el verdadero amor. Pero no como un libro de princesa, sino como algo universal que cualquiera de nosotros puede experimentar. Fiona cambia porque ama a Shrek ambos son felices, pero no para siempre. Para ello tenemos que hablar de la secuela, la cual toma todo lo que acabamos de ver, y se replantea la frase “felices por siempre”. Además de que pone en cuestión diversos factores como el matrimonio, el conocer a la familia del otro, y reflexionar en lo que significa amar a alguien. Porque Fiona cambió por Shrek, ¿Él podrá hacer lo mismo por ella? Pero bueno, eso es para otro análisis.

 

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