viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Opinión | 25 abr 2021

Por Eduardo H. Fontenla

Aporte Cooperativo, de la economía social y de la agricultura familiar


Por: Eduardo H. Fontenla

Con satisfacción accedí a información sobre una mayor participación de alimentos de origen cooperativo y de la agricultura familiar (AF) en las compras públicas de los Estados nacional, provincial y municipal.

Estas decisiones políticas públicas para la provisión, por parte de los Estados, de productos de calidad como son los elaborados por el sector de la economía social y de la agricultura familiar.

Las compras públicas sustentables se definen como "el proceso mediante el cual las organizaciones satisfacen sus necesidades de bienes, servicios, obras y servicios públicos obteniendo el 'mejor valor por el dinero gastado' en términos de generación de beneficios no sólo para la organización sino también para la sociedad y la economía, al tiempo que se minimizan los daños al ambiente". (Definición adoptada por el Grupo de Trabajo Internacional en Compras Públicas Sustentables en base a la política de SPP del Reino Unido, 2006). 

En el “aquí y ahora” que vivimos en la Argentina y en el mundo en medio de la crisis sanitaria del COVID 19,   contribuir al pago de precios justos, no abusivos de los productos alimenticios, un criterio fundacional del movimiento cooperativo moderno que nació en Rochdale en el año 1844 y que todas las cooperativas deben observar y aplicar en la cadena  de sus procesos de gestión y agregado de valor,  se advierte como un avance en la consideración de los productos de la Economía Social y de la agricultura familiar.

De tal modo, la presencia cooperativa transparenta y marca pautas de equilibrio en el mercado, y controla las fallas por manejo monopólico de precios, distorsiones, manipulación de exceptivas y posiciones dominantes en el mismo. Un servicio poco valorado.

A estas características distintivas que están en el ánimo fundacional y en el ADN de la doctrina y de la práctica de la mayoría de estas entidades las debemos amplificar y debemos darle mayor visibilidad para ser conocidas por consumidores, especialmente a las personas no vinculadas o que desconocen al sector de la economía social, identificando en las etiquetas de los productos el origen cooperativo.

Consumir lo nacional

Debemos comunicar con mayor intensidad el “compre nacional” ya que los productos cooperativos y de la AF proceden de empresas de capitales 100% nacionales –son capitales asociativos de bandera- y el trabajo aportado y registrado es también auténticamente argentino, elaborado por empresas de gestión asociativa, democrática y de distribución equitativa de excedentes; defensoras de la producción y de la calidad cuidando el ambiente utilizando tecnologías amigables.

Consumir productos cooperativos de la AF y locales nos beneficia a todos.

Aunque no conocemos el camino que vamos a transitar a posteriori de la pandemia, creemos que un sector de la economía social fortalecido permitirá salir de la crisis, mejorar el “buen vivir” y lograr producir mejores bienes de consumo y de uso para la sociedad en general, basados en parámetros de calidad, sustentabilidad y trazabilidad, principalmente en los alimentos de consumo masivo evitando falsificaciones.

Por ello, debemos pensar juntos en fomentar del cooperativismo agropecuario para la defensa de las empresas de pequeñas y medianas dimensiones, para el agregado de valor y para la mejor articulación y enlace con la AF que favorezca su formalización.

Sellos cooperativos y de la AF

Una línea de acción es implementar los sellos cooperativos y de la AF como marca complementaria del producto.

Que los sellos sean accesibles para aumentar el valor en el mercado, distinguir y diferenciar los productos y ver el nombre del productor. Conocer quién y cómo se producen por ende brinda información, señales y mejora la decisión sobre los productos a consumir, a la par de ser una herramienta que favorece la alimentación saludable.

Con estos sellos se brinda confianza al consumidor, quienes pueden optar por los productos de la AF, poner en valor el trabajo cooperativo-asociativo y la distribución equitativa de los excedentes según trabajo, con inclusión social.  Los sellos permiten tomar dimensión de donde provienen los alimentos y tener en cuenta los impactos cuando se elige el consumo.

Entre los criterios que se apliquen en las compras estatales se debería privilegiar e incluir junto a las necesarias medidas respecto a la salud y salubridad pública los sellos cooperativos y de la agricultura familiar que mencionamos.

Será conveniente que los referentes de estas entidades vayan aprendiendo a desarrollar encadenamientos con una coordinación flexible que aumenten las capacidades organizativas y con reglas claras que superen algunas tensiones o antinomias existentes entre algunas cooperativas y ciertas organizaciones de la AF. En el recorrido de la historia rural encontramos es esta combinación única con gestos de cooperación y solidaridad potentes y también de discriminación mutua que debemos contribuir a superar.

Agroecología un sistema virtuoso

En la gestión agroalimentaria de las cooperativas y de AF hay un incremento importante de los cultivos agroecológicos u orgánicos, que aseguran la inocuidad de los alimentos frescos sin conservantes principalmente de hortalizas y frutas.  

Co-producción con la naturaleza que toma conceptos y principios de la ecología para el desarrollo y gestión de sistemas agropecuarios sostenibles y toma en cuenta estándares de equilibrio ambiental y laboral.

La agroecología no es solo una forma de producción agrícola sin químicos y se basa en principios que se conjugan con saberes populares. Es una forma de vida. Es recrear la cultura, es estar vinculado con el lugar donde uno está, en el lugar de producción.

Una alimentación saludable no debe ser privilegio de pocos. Un dato no menor, es que hoy, es similar la cantidad de personas con hambre que con obesidad.

Aquí es oportuno recordar el lema “El buen vivir comienza con el buen comer”, (AgroSolidaria, mercados de abastecimiento alimentario saludable de Bogotá)

 Mejores alimentos, mejor pago, beneficios para el cuidado de la salud de los productores y menor concentración es el tipo de desarrollo que queremos y necesitamos.

Dos experiencias concretas y actuales

Una, a fines de agosto de 2020 en el marco del Plan Argentina contra el Hambre, que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, fue presentado el programa “Sembrar Soberanía Alimentaria”, una nueva herramienta que busca favorecer experiencias que impulsan la transición hacia una producción de alimentos agroecológicos de la AF, el acceso al agua, al abastecimiento local y que se suma a la tarjeta Alimentar y a las prestaciones para comedores escolares, comunitarios y merenderos. (Destinan 1.000 millones para producir alimentos. Diario la Calle de Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos, 26 de agosto de 2020, página 9).

Otra, la creación del “Paseo Gastronómico del Puerto Nuevo de Concepción del Uruguay” un espacio para la comercialización de pescado y alimentos artesanales en el marco del proyecto “Mesa ProDeAl”.

El ProDeAl coordina acciones vinculadas al desarrollo local y territorial, integrado por INTI, INTA, Programa Pro Huerta, Municipio y Asociación Fortalecer. Como apoyo financiero el Municipio recibió un aporte del programa de Promoción del trabajo, Arraigo y Abastecimiento local (PROTAAL).

El proyecto tiene la intención de generar una mejor calidad de vida para las familias de pescadores artesanales y de la AF, además de contribuir al reconocimiento que merecen. (Avances del espacio para la comercialización de pescado y alimentos. Diario La Prensa de Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos, 22 de enero de 2021).

También, con un enfoque de custodia del territorio, desarrollo local/ regional y defensa del productor asociado y del sector del consumo insistimos en el compre privilegiado de los Estados a los productos cooperativos y de la AF cuando las condiciones técnicas y los productos ofrecidos sean similares y los precios menores o iguales a los del mercado.

Este enfoque y método de organización permite que los precios, calidad y condiciones tengan control institucional y social de los productores y de los consumidores.

Otro valor agregado para la organización del compre estatal cooperativo son los lazos de afinidad y nexos construidos especialmente con los municipios, nivel de gobierno más cercano a la gente, que permite la organización de mercados de productores de cercanía, sociales, itinerantes o móviles, populares-ferias francas. Como las operatorias de circuitos cortos de comercialización y de logísticas de abastecimiento más directas para minimizar los costos saltando intermediarios, acercar la producción al consumo, disponer de recursos financieros por cobro de manera inmediata, retener capital humano en las comunidades, fortalecer las capacidades locales y favorecer el arraigo.

Como dijimos los circuitos cortos de producción y comercialización de alimentos, como el compre y consumo de productos de proximidad permiten que los productos lleguen frescos, como la inmediatez y flexibilidad en la venta productos regionales. A su vez evitan tener que desecharlos por falta de demanda o por no contar con canales de expendio para llegar al consumidor.

Esta unión entre productores y consumidores genera beneficios para las dos puntas de la cadena. Los productores sienten apoyo, posibilidades de agregar valor en sus trabajos, mejora en sus ingresos, a la par de poder mostrar lo que se consume y los consumidores reciben mejor producto, de mayor calidad, la historia e información sobre los productos y un precio más estable, justo y transparente.

En la logística un componente a considerar en el enfoque local/regional es la incidencia del costo del transporte desde grandes distancias, muchos productos “viajan mal”, y en algunos productos el flete suele ser más caro que el alimento en sí.

Una irracionalidad contra este enfoque y a corregir en el comercio internacional la observamos en algunos productos alimenticios de “reducción del recorrido o kilómetro 0” que se producen a poca distancia del lugar de consumo, pero son reemplazados por similares productos nacionales e importados que suelen viajar hasta 10.050 km por ejemplo desde Madrid a Buenos Aires.

A nivel nacional entre los beneficios de esta metodología de producción y reducción del recorrido el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Estación Experimental Agrícola (INTA-EEA) de Concepción del Uruguay, Provincia de Entre Ríos, menciona en el proyecto “La Lechería de La Histórica” de pasteurización y envasado de leche, que reduce a 20 km los más de 750 km de un circuito industrial de recorrido de leche, en camión, desde el lugar de ordeñe al consumidor. También, señala que el productor gana un 40 % más y el consumidor paga un 40% menos. La leche se vende por encargue por lo que se evita el 23,5% que se pierde en la leche industrial. (Diario La Prensa, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, domingo 2 de agosto de 2020, página 4).

El equipo que se instalará envasa la leche fluida, la pasteuriza y la enfría al punto de garantizar condiciones óptimas de inocuidad para la comercialización en circuitos de proximidad. De esta forma se cumple el código alimentario argentino que prohíbe la venta de leche no pasteurizada para el consumo desde el año 1963.

Redes y organización asociativa

A su vez, existen experiencias y buenas prácticas en varias regiones sobre las mesas de promoción al desarrollo del autoabastecimiento, que significan una oportunidad para repensar la agenda de reconstrucción desde los territorios, el control local y la remunicipalización del abastecimiento. Es decir, si nos organizamos comemos todos mejor y evitamos que las dietas se vayan empobreciendo.

Complementario con estos objetivos los mercados de cercanía de producción y consumo hacen que las comunidades tengan más vida, sean más agiles, flexibles y se reduzca la incertidumbre que suele darse con el desabastecimiento lejano.

Tal el caso de la Red Argentina de Alimentos Cooperativos es un espacio que propone vínculos comerciales directos entre las organizaciones y la comunidad. Su eje principal son las organizaciones de consumidores sus vínculos con organizaciones y cooperativas de productores familiares.

Una modalidad de relación aceitada de los Estados y la economía social permitirá, por un lado, la re-circulación de los excedentes económicos a nivel local y regional, es decir, el desarrollo endógeno de los territorios y por otro informar sobre los precios de mercado y poner límites a procesos de intermediación irracionales, especulativos y de abusos de posiciones dominantes.

Desde el lado de la demanda y en razón que los Estados por volúmenes son los principales y más potentes compradores de alimentos, aunque con lógica burocrática en las licitaciones de precios y antecedentes y con plazos de pago mayores, significan para las cooperativas, las entidades de la economía social y las organizaciones de la AF un importante canal de venta que exige distintos y altos niveles de producción, cumplimiento permanente y entrega de los productos demandados en tiempo.

Paralelamente debemos continuar trabajando en los controles de las licitaciones y en la transparencia de los procesos a fin de evitar selecciones discrecionales.

Compre cooperativo que fue ratificado como política pública por el Ministro de Desarrollo Productivo, Dr. Matías Kulfas, el 23-12-20 en el lanzamiento del “Plan para la Reactivación y el Desarrollo Cooperativo 2021”.

A su vez esta propuesta se conecta con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), especialmente con el ODS n° 12 que tiende a: “Garantizar modalidades de producción y consumo responsables” de la agenda 2030 de Naciones Unidas.

Precios de los Alimentos

Hoy en la Argentina el compre cooperativo y de productos de la AF es estratégico en razón y para contrarrestar la fuerte suba del precio de los alimentos que amenaza con complicar la situación económica y social. Los alimentos aumentaron un 42,1% durante el año 2020, 6 puntos más que el nivel general de precios y esa tendencia se mantiene hasta las primeras semanas de febrero, según relevó el índice de precios de supermercados de CESO (Andrés Asiain. “Mitos económicos, dólar y producción agropecuaria”, Diario Página 12, suplemento CASH n° 1601, 14-02-21, pág, 7).

En busca de respuesta así lo expresa Nahuel Levaggi, dirigente de la Unión de Trabajadores de la Tierra y titular del Mercado Central “No hay una respuesta única para bajar el precio de los alimentos, porque una cosa es la producción de verdura, otra la producción de fruta o la de carne. Si se produce atado al precio del dólar tenes una cuestión, si el gasoil aumenta también. Falta planificar la producción, que es algo que nunca se hizo” (Laura Vales, “Con la lupa sobre el precio de la comida”. Diario Página 12, 10-02-21, página 7).  Agregando que hay una oportunidad de cambiar el modelo agroalimentario para “democratizar la economía e independizarnos de quienes imponen los precios” (El desafío de parar el alza de la frutas y verduras. Tiempo Argentino, 11-04-21, página 14).

En esta planificación de la producción que debe ser participativa es imprescindible la participación activa de las cooperativas y los productores de la AF.

Ley de góndolas 

La ley 27.545 sancionada el 17 de marzo de 2020 y el decreto 991/2020 de diciembre 2020 son un avance para favorecer los productos de la AF porque permite ingresar y abrir un espacio de exposición en las góndolas o exhibidores a productos de marcas no tradicionales por ende una mayor variedad de ofertas, con claridad y transparencia de precios.

Pretende un trato equitativo poniendo tope a la ocupación de marcas dominantes de una misma firma y ayuda de generar referencias de precios con mayor cantidad de productos y marcas.

Una marca no puede ocupar más del 30% de la góndola. Por ejemplo, en fideos o galletitas debe haber 5 marcas diferentes, como mínimo. El 25% deben ser de las Pymes, Cooperativas o Mutuales y el 5% deben ser de empresas de la AF, campesina o indígena o de la economía popular. Además, todos los productos deberán exhibirse de manera uniforme.

Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA), el 74% de la facturación de los productos de la góndola corresponde a 20 grandes empresas. (¿ley de góndolas?, Mundo empresarial. La voz de las pymes. 14 de marzo de 2021).

“La ley de góndolas va a desconcentrar el mercado alimenticio…” aseguró el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. En este sentido anunció que lanzará en los próximos días “…un programa para fortalecer la producción de alimentos en pymes, cooperativas, en microemprendimientos y poder capacitarlas para que estén en góndolas…”. (Diario Uno. Entre Ríos, 4 de abril de 2021, pág. 5).

Ante esta concentración en las góndolas que se debe modificar, estamos convencidos de que las cooperativas y la AF son buenos e inteligentes agentes de la economía social para volver a nuevos productos de elaboración local a precios justos con visibilidad en los puntos de venta según lo establecido en la ley, forma de enriquecer los ejes estratégicos que la salida de la crisis sanitaria de la pandemia nos exigirá a todos.

Un tema no menor es dejar de ver a las cooperativas y a la AF como proveedores riesgosos, que pueden incumplir en calidad y flujo de abastecimiento.

Es tiempo para ejercer incidencia política para que la planificación de la producción, el compre estatal cooperativo y de la AF se incorporen en el diseño de las políticas públicas a nivel nacional, provincial y municipal.


Eduardo H. Fontenla

Lic. en Cooperativismo y Mutualismo y Lic. en Ciencia Política y Gobierno.

 

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