

Un equipo multidisciplinario de científicos, entre ellos investigadores de la Universidad Nacional de La Plata, identificó una nueva especie de pez killi gigante en el Parque Nacional Chaco. Se trata del Titanolebias calvinoi, un hallazgo que revela la riqueza oculta de los ecosistemas chaqueños y resalta la necesidad urgente de conservarlos ante las crecientes amenazas ambientales.
El descubrimiento fue publicado en la revista Zoologischer Anzeiger y liderado por Felipe Alonso, del IBIGEO (CONICET–Universidad Nacional de Salta). Contó con la participación de especialistas del CEPAVE (UNLP–CONICET), la Fundación Miguel Lillo, la Universidad de Buenos Aires, el Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay, Aves Argentinas y Parques Nacionales.
El Titanolebias calvinoi fue observado por primera vez en junio de 2023 en una zanja en proceso de secado dentro del área de humedales estacionales conocida como “La Ralera”, en el Parque Nacional Chaco. En un ambiente de aguas turbias y poco profundas, los peces fueron encontrados de manera fortuita por un guardaparques, una bióloga y un exmiembro del directorio de Parques Nacionales, mientras realizaban una salida nocturna de observación de aves. El hallazgo ocurrió pocas semanas antes de que el lugar se secara completamente.
La situación de los killis en Argentina es crítica: de las 18 especies reconocidas, más de la mitad están amenazadas de extinción. Dos se encuentran en peligro crítico, dos en peligro y seis son consideradas vulnerables. Este contexto da mayor relevancia al hallazgo de una nueva especie en un área protegida.
Los killis son peces adaptados a ambientes temporarios, como charcos y zanjas que se forman con las lluvias y se secan por completo durante parte del año. Su ciclo de vida se completa en pocas semanas: los adultos nacen, crecen, se reproducen y mueren, dejando huevos resistentes enterrados en el fondo, que esperan la próxima temporada húmeda para eclosionar. Esta estrategia les permite sobrevivir en condiciones extremas, pero también los vuelve especialmente sensibles a las alteraciones ambientales.
El avance de la frontera agropecuaria, la pérdida de humedales y el cambio climático amenazan la existencia de estos hábitats temporarios. Proteger sitios como “La Ralera” y garantizar el régimen natural de inundación y sequía es clave para conservar estas especies únicas.
Además del descubrimiento de la nueva especie, los investigadores de la UNLP aportan una línea de estudio innovadora: el análisis de los parásitos que infectan a los killis como posibles indicadores de contaminación ambiental.
El Dr. Martín M. Montes, del CEPAVE, explicó que estos peces albergan parásitos que también han debido adaptarse a ciclos de vida extremadamente breves. Comprender estas relaciones es clave para evaluar la salud de los ecosistemas, ya que la presencia de ciertos parásitos puede reflejar la existencia de otras especies, como caracoles o aves, necesarias para completar sus ciclos.
“Estamos sentando las bases para que, en el futuro, los parásitos puedan utilizarse como bioindicadores. Pero antes, necesitamos saber quiénes son, cómo viven y qué rol cumplen en estos ambientes”, detalló el investigador.
En el laboratorio del CEPAVE se estudian larvas emergidas de caracoles recolectados en los mismos cuerpos de agua donde habitan los killis. Luego, estas formas parasitarias son cultivadas en condiciones que simulan el sistema digestivo de aves, lo que permite obtener ejemplares adultos para su análisis morfológico y genético.
El hallazgo de Titanolebias calvinoi no sólo enriquece el conocimiento científico, sino que también da cuenta de una diversidad aún poco explorada en los humedales del Chaco. Los investigadores advierten que, sin acciones concretas de protección y conservación, muchas especies podrían desaparecer antes de ser conocidas.
Los ejemplares del nuevo pez y sus parásitos serán depositados en la Colección de Helmintología del Museo de La Plata, para su preservación y futura investigación.