

Por: Lic. Marcel Aguilera
Es innegable el impacto político que generó la decisión de la Corte Suprema de Justicia a principios de semana, al aplicar el artículo 280 y no dar lugar al recurso presentado por la defensa de Cristina Kirchner en la causa Vialidad. Esto implica que no se tratará el fondo de la causa ni se definirá su culpabilidad, pero deja firme la condena dictada en segunda instancia: seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Con CFK fuera del juego electoral, el escenario político cambió por completo: hay que barajar y dar de nuevo.
Uno de los aspectos más llamativos fue la velocidad con la que los tres ministros de la Corte resolvieron no intervenir. Eso despertó interrogantes sobre si respondieron a intereses ajenos al Poder Judicial. En este escenario, podrían haber influido sectores como el mediático -en particular el Grupo Clarín-, hoy enfrentado coyunturalmente con Javier Milei. Las razones de esa tensión van desde los ataques públicos a periodistas del grupo, el rechazo del Gobierno a la compra de Telecom -una operación clave para la expansión del monopolio-, hasta posibles favores pendientes a Mauricio Macri.
Este fallo obliga a parar la pelota y repensar todo. Tanto el peronismo como el Gobierno quedan en un escenario nuevo. Para Milei, la estrategia de polarizar con Cristina venía funcionando a la perfección: bloqueaba discusiones internas en el peronismo y mantenía a su principal adversaria con un techo electoral bajo. Pero ahora, con CFK afuera del juego, la Corte le pateó el tablero. Y Milei tendrá que acomodar las piezas una por una.
Mientras tanto, el peronismo atraviesa horas complejas. Todavía está digiriendo el golpe de tener a una de sus máximas referentes refugiada en un departamento de Constitución, con todo lo que eso simboliza.
¿Tiene sentido el desdoblamiento en PBA?
Kicillof y los 40 intendentes que venían "pisteando como campeones" con su estrategia provincial, se toparon con un sismo político que, al menos en las primeras 72 horas, los dejó en segundo plano. Cristina acaparó todos los reflectores.
En este contexto, ¿qué pasa con el desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires? Hoy parece no tener sentido. Esta situación vuelve casi imposible imaginar una interna. Por necesidad o por imposición, la unidad fue decretada en el minuto en que la Corte dejó firme la condena a CFK.
A simple vista, cuesta imaginar dos listas. La proscripción de Cristina es un hecho sensible para el peronismo. La posibilidad de competir internamente tenía que ver con discutir quién conducía en la provincia. Hoy, sin Cristina en carrera, el desdoblamiento parece carecer de lógica. Y con la baja participación electoral que se viene viendo en todo el país, se hace aún más difícil sostenerlo.
¿Qué pasa si se unifica la elección? Se nacionaliza automáticamente. ¿Dónde queda entonces el kicillofismo y el armado de los 40 intendentes? Si Máximo encabeza como vocero de CFK -o al menos eso parece sugerir Cristina desde hace años, con ese mensaje constante de ‘este es mi heredero’-, ¿dónde queda el poder de Kicillof? ¿qué margen le queda al gobernador de PBA? Quizás la única vía sea conservar peso en el armado de listas provinciales y municipales.
¿Y si Máximo encabeza la Tercera sección para buscar una victoria, como planeaba su madre? Algunos especulan con que, en ese caso, Kicillof podría encabezar la lista de diputados nacionales de forma testimonial. Sería una jugada audaz, que le quitaría visibilidad a Máximo en su propio territorio y hasta podría polarizar con Milei.
La gran incógnita ahora es quién armará las listas. ¿Cristina será una especie de Perón en Puerta de Hierro, y todos irán a buscar su bendición? ¿O continuará la guerra fría por la conducción?
Hoy, al gobernador lo tratan como a un militante de base que está en el freezer. Cada vez que sube a un escenario, es destratado, mientras la centralidad política la ocupan Máximo, Massa y Grabois.
Por ahora, más que respuestas, abundan interrogantes. Lo más claro es que el desdoblamiento en la Provincia de Buenos Aires tiene las hora contadas.