viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1962

Opinión | 27 jun 2021

desde nueva zelanda

"La Argentina nunca se deja": por Enrique "Quique" Carzolio

En otra sección de "un argentino en el extranjero", conversamos con "Quique" Carzolio un dolorense, abogado, de river, amigo de amigos y humilde aprendiz de la palabra y el humor. Desde Nueva Zelanda nos comparte su estadía. Y asegura: "En cualquier lugar del mundo en donde haya un argentino, va a estar la Argentina. ¡Por que la Argentina nunca se deja, ¡siempre se lleva con uno!".


Por: Enrique "Quique" Carzolio

Allá por diciembre del 2018 comenzó a tomar fuerza en mi cabeza la idea de salir de Argentina, si bien viajar era un sueño que tenia desde muchísimo antes, fue recién entonces que la vida, el contexto o lo que carajo sea me llevó a considerar como probable a esa ilusión y dar ese primer paso desde una vaga idea hacia un proyecto realizable.

Por aquel entonces yo me encontraba viviendo en Buenos Aires y había tenido un buen año, tenía un trabajo que me permitia vivir relativamente bien el dia a dia, sin ningún tipo de lujo pero tampoco carencias, que no es poco. Pero había algo que nunca terminaba de conformarme, yo iniciaba una carrera profesional que creia que iba a ser para toda la vida, y sentía que no estaba seguro de si quería que de acá a cuatro décadas. Seguramente que estas dudas venian de la mano de alguna frustración o miedo al fracaso, quizás si me hubiese sentido un poco más exitoso profesionalmente la idea de viajar nunca hubiese tomado vuelo. Finalmente, las innumerables charlas acerca de las experiencias que varios amigos habian tenido viviendo en diferentes países, terminaron por inclinar la balanza y me dieron ese último empujón para empezar a planear mi viaje.

Así fue que después de un año estudiando ingles, trabajando mucho y ahorrando lo que pude, llegué a Nueva Zelanda en marzo del 2020. No haces más de 10 pasos afuera del aeropuerto que te das cuenta que estás en otro lugar, para mi que practicamente nunca habia salido del pais todo lo que veia era nuevo, desde la forma de las calles hasta los rostros de las personas, todo muy diferente. Ahi fue cuando pensé (equivocadamente) que finalmente habia dejado Argentina.

Acá la situación económica y sanitaria respecto al COVID-19 son increiblemente privilegiadas, ni no somos del todo conscientes de lo que la pandemia significa ya que casi no hay restricciones. Personalmente acá trabajé de todo lo que se puedan imaginar, fui jardinero, obrero de la construccion, lavé platos en un restaurant, junté kiwis, vendí medialunas, y viarias cosas mas. Tambien viajé mucho, lastimosamente debo decir que he podido recorrer y conocer un poco mas de Nueva Zelanda en un año, que de Argentina en 26.

La distancia, el precio más caro

Pero por supuesto que no todo en este “paraíso” repleto de posibilidades y libre de virus es color de rosas, acá tambien aprendí que de verdad las cosas materiales no valen nada. Acá podes trabajar dos semanas y comprarte un auto, o diez dias y comprarte el mejor celular del mercado, pero nada de eso sirve cuando es el dia del padre y tu famila se junta para almorzar y vos no estás ahí, o cuando queres abrazar fuerte a un amigo pero te tenes que conformar con mandarle un puto mensaje. La distancia es el precio mas caro que estoy pagando en mi viaje, y es un precio que nunca se va a poder pagar con bienes materiales. 

...Vivir la cultura argentina “colada” en la otra punta del mundo

Pero, ¿qué es entonces lo que me hace (por ahora) seguir eligiendo esta vida a 9,000 km de mi casa? No estoy del todo seguro, pero voy a intentar explicarlo. Cuando decidi venir, yo me imaginaba que acá iba a hablar ingles todo el dia, mirar rugby, comer fish and chips, tomar té e irme a acostar a las nueve, y en 15 meses todo eso si ha sucedido, pero en su justa medida. Finalmente acá me encontré con que tomo mas mate que nunca, miro fútbol como siempre y rara vez me duermo antes de las doce. Una de las cosas que más me sorprendió de NZ es la cantidad de argentinos que tiene, al punto de que el dulce de leche y la yerba se pueden comprar en el super del  centro y en las fiestas latinas podes bailar cumbia y regueton hasta que los vasos de fernet que te tomaste te lo permitan, y lo mas importante para mi.. en cada lugar que estuve SIEMPRE encontré alguien con quien mirar los partidos de River y de Argentina. Esas son las cosas que hacen hermoso el dia a dia, vivir la cultura argentina “colada” en la otra punta del mundo. Porque no dejamos de estar en la otra punta del mundo, no dejamos de salir a la calle y convivir con gente muy diferente, a la que cada dia seguimos descubriendo de lo suyo y mostrando de lo nuestro. Acá aprendí a disfrutar de muchas cosas tan simples como tomar unos mates mirando el atarcerer o tirarme en la playa a mirar las estrellas. Y también aprendí a vivir mi argentinidad con un orgullo que antes no tenía, aca vivimos el momento previo del himno casi con la misma emoción que el partido mismo

Escucha acá uno de los programas de radio por Quique Carzolio "¿Por qué tan Lejos?" desde Nueva Zelanda

Otra de las cosas que mas disfruto es cocinar algo argentino para la gente de otros paises, como asi tambien probar sus propias comidas. Porque al igual que de argentinos, este pais está repleto de gente de todos los continentes, y creo haber aprendido mas de historia y geografia charlando con ellos y preguntandoles sobre sus vidas que en todos mis años de escuela. Y tanto como uno aprende de ellos y sus lugares, siento que ellos aprenden de uno y de la Argentina. Recuerdo que mi primer dia en un trabajo vi a una chica tomando mate, fui a pedirle uno (en español por su puesto) y resulta que era francesa, pero habia vivido con tres chicas argentinas durante unos meses y le habia encantado, ¡y se compró el suyo! Acá descubri esa capacidad que tiene la cultura argentina de meterse en cualquier lado, y me llena de orgullo ver cosas como a un italiano bailando una cumbia hasta abajo y riendo como si fuera lo mas divertido que hizo en su vida.

Finalmente creo que eso es lo que me gusta, eso es lo que me mantiene acá siendo inmensamente feliz a pesar de extrañar tanto a mi familia y a mis amigos, conocer tantas historias como personas se aparecen en el camino. Entender que todos somos tan distintos y que lo que para algunos es terrible para otros puede no tener importancia, y darte cuenta de que para que toda esta hermosa convivencia intercultural funcione, lo principal es la tolerancia.

Yo no quiero quedarme a vivir acá, aún no se cuando pero se que un día voy a volver y me voy a llevar conmigo todas y cada una de las historias que viví y escuché en Nueva Zelanda, y mientras tanto extraño mucho a mi gente, pero no a mi pais, porque una vez que te acostumbras a que todo lo que te rodea es diferente, ves que lo de adentro sigue siendo lo mismo.

Y ahí te das cuenta que en cualquier lugar del mundo en donde haya un argentino, va a estar la Argentina. ¡Por que la Argentina nunca se deja, siempre se lleva con uno!

 

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