viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Opinión | 24 oct 2021

mirada

Repetición constante: el histórico atropello sobre el patrimonio cultural platense

El tiempo. Un verdadero misterio. La unidad de medida de la vida. Y cuando tiempo, vida y entorno confluyen en una misma unidad, nos encontramos ante el fenómeno histórico.


Por: Juan Sueldo

Hoy, quiero que nos centremos en el platense. Aquel que se nutre de miles de historias de familias llevando de la mano a sus hijos a la escuela, o a las canchas de Estudiantes y Gimnasia, al club de su barrio, al teatro, o a algún restaurante… Esas familias, que luego llevaron a sus nietos a recorrer los muñecos de fin de año, o que caminaron por el empedrado de calle 71 en las festividades típicas de carnaval que se celebran en Meridiano V.

Lo cierto es que si vivís o visitás a menudo la ciudad de La Plata, cada esquina tiene un recuerdo que te pertenece. Y cierto es también, que el paisaje urbano en el cual esos recuerdos se gestaron, cada vez está más distinto al original.

Nuestra ciudad padece un lamentable karma desde hace ya mucho tiempo, al cual vuelve una y otra vez, como una cuestión digna de psicoanalizar en cualquier persona se tratara: año tras año, el interés de turno, sumado a malas gestiones municipales, provocan que el riquísimo patrimonio histórico de nuestra ciudad sea vulnerado, y junto con él, la identidad y los recuerdos de sus ciudadanos y ciudadanas.

No es un problema nuevo: podemos enumerar como ejemplos de esta práctica la desactivación del sistema de tranvías que tenia nuestra ciudad a causa de la avanzada del automóvil; la demolición de edificios históricos para poner tiendas de cadenas comerciales extranjeras como el caso del inmueble diagonal 80 y 47; la falta de decisión política de reconstruir el antiguo Teatro Argentino remplazándolo por el actual, de un estilo arquitectónico que nada tiene que ver con el resto de la ciudad; el abandono durante largos años del anfiteatro del lago, y así un largo etcétera.

Puntualmente, el motivo que motiva sentarme a escribir estas líneas, es la avanzada de la gestión del Intendente Julio Garro sobre el empedrado de las calles de la ciudad. El indudable oportunismo electoral, que ya lo ha llevado en otras oportunidades a provocar cicatrices sobre el hermoso rostro de La Plata, está atentando nuevamente sobre lo poco que queda de suelo adoquinado. El mismo suelo donde caminaron nuetros Abuelos y abuelas, y donde hoy mi generación disfruta su juventud. Ese suelo que vio nacer y desarrollarse a nuestra ciudad; que fue testigo de cómo año a año jóvenes de todo el país llegan a estudiar en su universidad y luego se enamoran de la ciudad y la eligen para quedarse y desarrollarse. Aquel suelo que no solo es bonito a la vista, sino también que colabora en momentos de grandes precipitaciones a drenar el agua de lluvia.

 Si, ya se: me vas a decir que son molestos para andar en bici, o “te aflojan” el tren delantero del auto, pero pará un segundo: ¿sabías que en el año 1998 nuestra ciudad protegió ese empedrado por considerarlo patrimonio histórico y cultural? Así lo dice la ordenanza 9008, la cual va de la mano con la Convención Internacional Para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, ratificada por nuestro país dos décadas antes. Estas dos normas, establecen la obligación en cabeza del Estado (Municipal y Nacional respectivamente) de hacer el máximo esfuerzo para conservar todo aquello considerado como patrimonio cultural. Asimismo, la ordenanza mencionada dispone explícitamente que el adoquinado de la ciudad, en caso de que sufrir daños o necesitar reparaciones de alguna índole, debe recibirlas de forma tal que conserven su estado original y por personal idóneo especializado, pero nunca asfaltarse encima a modo parcial o total. Por lo tanto que si el tren delantero de tu auto sufre, no es por el empedrado. Es, irónicamente, por el incumplimiento de la norma que lo protege.

La situación actual es la siguiente: Garro, en el año 2018, envió al concejo deliberante una ordenanza que exceptúa el cumplimiento de la ordenanza 9008 en mas de la mitad de las arterias protegidas, fundando la decisión en motivos de “seguridad vial”. Paradójicamente, esta ordenanza (nº 11.738) se aprobó en el mes de noviembre de 2018, meses antes del inicio de la campaña electoral del 2019 que lo ratificó en su cargo.

Con la cantidad de asfalto que falta en los barrios periféricos de la ciudad, en los que cada vez que llueve los vecinos y vecinas no tienen más opción que caminar por un pantano para llegar a una parada de colectivo o ir a hacer una compra al supermercado, parece una enorme tomada de pelo a la ciudadanía platense asfaltar calles que aun conservan un pedazo de historia. ¿Quizá el asfalto responda a una demanda de alguna empresa constructora que financie la campaña del alcalde? No existen certezas de ello al menos en quien escribe, sin embargo, es una conclusión posible debido a la poca gracia que le causa a los vecinos y vecinas de las zonas asfaltadas.

El intendente, escudándose en esta norma, pretende hacer campaña una vez más profundizando la desmemoria y atropellando el patrimonio cultural ciudadano en nombre de un “progreso” que nunca le llega a quienes realmente lo necesitan.

Sin embargo, siempre es fácil echarle la culpa de los males al resto, pero difícil es hacer algo para evitar aquello de lo cual nos quejamos. Por suerte, hay un grupo de vecinos movilizados, que incluso hasta  por motu proprio, y amor por la ciudad, realizaron un mapa que visualiza las calles que perdieron virtualmente protección a partir del año 2018; se enfrentaron a la indiferencia de las autoridades municipales y convocaron a un encuentro el domingo 24 de octubre a las 16hs  en la esquina de 5 y 58 para buscarle una solución comunitaria a esta problemática.

Nuestra ciudad, ya ha sufrido daños irreparables. ¿Podremos ante esta avanzada poner un freno y cortar con esa repetición, o seguiremos tapando con asfalto y monoambientes nuestra historia?

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