miércoles 08 de mayo de 2024 - Edición Nº1981

Opinión | 22 nov 2020

economía

China: el paradigma de crecimiento asiático

Por Lic. Gisela Cernadas, desde China.


 

El aislamiento social preventivo durante el brote de COVID-19 en China generó un fuertísimo golpe en la actividad productiva de la segunda economía mundial. Mientras que en el mes de abril la mayor parte del mundo estaba comenzando períodos de cuarentena, en China la actividad productiva se reanudaba apresuradamente tras la caída interanual del PBI del 6,8% en el primer trimestre.

 

Abruptos descensos del consumo interno (20,5%), inversión de activos fijos (24,5%) y exportaciones (17,2%) en el bimestre enero-febrero no sólo preocuparon a las autoridades del país y a los sectores empresariales, sino que pusieron en vilo al mundo entero. China es país de origen de la sexta parte de las importaciones de bienes y servicios y es el destino del 10% de las exportaciones mundiales.

 

La recuperación económica que comenzó desde entonces no deja de asombrar al mundo entero, tanto por la aceleración que adquiere mensualmente como por la efectividad de las políticas públicas en materia económica. En el segundo trimestre el PBI creció 3,2% y en el tercero, 4,9%; el FMI estima que la única economía grande que crecerá este año será China (2%). Pero, ¿qué hay detrás de la acelerada recuperación?

 

  1. Condiciones laborales: la informalidad laboral en el país asiático ronda el 3% del empleo, mientras que para países en desarrollo como Argentina se estima en torno al 37% y para Brasil, en más del 40%. Por lo tanto, las condiciones materiales de ingreso y estabilidad con las que las y los trabajadores pueden enfrentar un aislamiento social son notoriamente distintas y la recuperación del consumo, si bien fue la variable macroeconómica con mayor retraso en el proceso, es aparentemente más sencilla que en otras economías.

 

  1. Políticas fiscales: la enorme acumulación de reservas y posibilidad de financiamiento por medio de deuda pública junto con el rol central de las empresas públicas, permitieron el recorte de tarifas e impuestos a gran escala, de modo que las pequeñas y medianas empresas pudieron solventar las pérdidas causadas por el parate en el comercio del primer trimestre. Para octubre, la reducción de tarifas de los servicios públicos y recorte de impuestos acumuló un total de US$ 300.000.

 

  1. Políticas de ingreso: transferir dinero y alimentos a los sectores más vulnerables amortiguó el impacto de la pandemia, fortaleciendo las posteriores condiciones de recuperación económica.

 

La recuperación china genera esperanzas en aquellas economías que están reanudando la actividad productiva: las previsiones para la recuperación de Argentina en 2021 son optimistas, con un presupuesto que prevé 5,5% de crecimiento del PBI. No hay recetas precisas que replicar universalmente ni dogmas sagrados que garanticen un camino de prosperidad, pero sin dudas la pandemia ha dejado lecciones en torno a la necesidad de un Estado presente en el bienestar general de la sociedad, así como en la intervención activa en la economía. El COVID 19 nos ha dejado como legado que el buen vivir de los trabajadores como clase ya no es sólo una bandera ideológica de los movimientos populares, sino una condición necesaria para que la economía funcione. 

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