Cibeles Guerrero, es nacida en Puerto Madryn, Chubut. Residente ya desde hace 11 años en la ciudad de la La Plata y recibida de Nutrición en la UCALP, también con un posgrado en alimentación vegetariana y vegana de la UNLP. Especializada en alimentación basada en plantas de la Universidad de Cornell EEUU. Además, nutricionista deportiva con Francis Holway y Antropometría ISAK II en 2018-2019. Actualmente, cursando un máster en Microbiota humana en la Universidad CEU Cardenal Herrera de España.
Si en algo podemos estar de acuerdo es que la cuarentena nos enfrentó a varias cuestiones, pero principalmente a estar con nosotras mismas. Solas o en familia. Pero con nosotras y con pocas posibilidades de escape. La salud se volvió debate básico: si sos un paciente de riesgo o no y qué deberías hacer para evitar experimentar el lado más fuerte del Covid.
Mi experiencia en consultorio durante el año me llevó a ver muchas personas queriendo mejorar su calidad de hábitos en general: desde cómo dormimos, lo que comemos, de qué forma comemos, cómo nos vinculamos con nosotras mismas y con nuestro cuerpo y el movimiento. Pero tengo un sesgo puesto que es a lo que me dedico hace unos años. Después de mucho hablar y compartir mi visión cuando me contactan es, porque desean mejorar su vinculación con el afuera como parte de mejorar su vinculación con el adentro. Y es que desde mi perspectiva no podemos modificar una sin la otra. Es por esto que, además de las cuestiones individuales de salud, surge otro debate que hace tiempo está tomando cada vez más fuerzas y es el del medio ambiente, el cuidado del mismo y el impacto que tiene nuestra alimentación.
No podemos avanzar si no nos liberamos de los paradigmas antiguos en donde la relación de salud y nutrición radican en la proteína de origen animal y los lácteos. Los paradigmas “proteína de origen animal centristas y lácteo centristas” como me gusta decirles.
A medida que la ciencia avanza en términos de nutrición y medicina, más se expone el hecho de que nos han vendido durante años relaciones simplificadas entre ciertas acciones y sus consecuencias en la salud. Lejos están de expresar lo que realmente sucede. Tomando yogur no vamos a prevenir la descalcificación que nos va a llevar a una posible fractura de cadera y tampoco es obligatorio consumir carne para desarrollar el cerebro o los músculos.
Una alimentación basada en plantas, es decir, en donde consumimos alimentos de origen vegetal como: cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, frutas, verduras y otras cositas que van saliendo cada vez más interesantes gracias a losprocesos de industrialización de los buenos, no sólo es saludable y nutricionalmente adecuada para todas las etapas del desarrollo del ser humano (desde el embarazo, la alimentación complementaria, niñez, adolescencia, adultez, tercera edad y deportistasvde alto rendimiento) sino también, es necesaria para el medio ambiente.
Una alimentación basada en plantas es la forma de integración para disminuir nuestra huella de carbono, es decir, el impacto medio ambiental que implicó el hecho de que te estés comiendo ese paquete de galletitas, y prevenir las enfermedades que encabezan las causas de muerte en Argentina: enfermedad coronaria, accidentes cerebro vasculares, diabetes, cáncer.
También es importante comprender que como sociedad no tenemos idea de Nutrición. Vivimos inmersas en otro paradigma arcaico: el de la cultura de la dieta. El de la magia. El del prohibicionismo. El del castigo y la culpa. Es del todo o nada y los resultados para ayer.
Para lograr los objetivos que suelen plantearme en consulta la receta de base sueleser la misma: consumir más productos de origen vegeta l sin procesar y hacer ejercicio físico de forma sostenida en el tiempo, principalmente ejercicio de fuerza.
Y es que nadie puede negar el hecho de que la combinación de una alimentación basada en ultra procesados y productos de origen animal como suele ser en Argentina y el sedentarismo, el estrés, las trasnochadas, etc. Son un combo explosivo que nos lleva nuevamente a la lista de enfermedades que causan más muertes en este país. Tengo confianza en que con paciencia y compartiendo más información vamos a ir desmantelando este sistema tan dañino.
Y acá es donde surgen las dudas: pero si no comemos carne, ¿de dónde sacamos las proteínas? Si no consumimos lácteos, ¿de dónde sacamos el calcio? Y ¿qué pasa con los nutrientes que dicen que son críticos? Como la vitamina B12 o el hierro o el omega 3. Bueno, despejemos esas dudas. Los alimentos de origen vegetal como las legumbres, el tofu, la soja texturizada, los cereales, los pseudo cereales, los frutos secos, las semillas y hasta incluso, las frutas y verduras, tiene proteínas. Y todas las proteínas sirven, el cuerpo las puede aprovechar y utilizar para construir lo que necesita. El calcio también se encuentra distribuido en verduras como las coles, algunas semillas como el sésamo y frutos secos como las almendras, y todo ese calcio es utilizable y aprovechable por el cuerpo.
Además, si nuestro interés es evitar tener osteoporosis o quebrarnos, no sólo debemos consumir calcio (y ni siquiera en cantidades tan exageradas como se plantean a veces) sino también, hacer ejercicio de fuerza, tener buenos niveles de vitamina D, evitar el estrés, disminuir el consumo de alcohol, café y tabaco. En cuanto al hierro, la prevalencia de anemias es la misma envpoblaciones que no consumen carnes y en las que sí. En cuanto al omega 3 en la alimentación tradicional la fuente principal sería el pescado, pero no se suele consumir mucho pescado en esta sociedad, por lo que nos quedan las fuentes de origen vegetal: chía, lino y sus aceites y las nueces.
En cuanto a la vitamina b12, una vitamina que ha tomado popularidad, lo quevpodemos observar en consultorio es que hay una deficiencia generalizada, solemos encontrarlas más en poblaciones vegetarianas porque suelen ser más rigurosos con su salud y tienen mucha información y, además, están en el ojo público a la espera de que alguno caiga enfermo para esperar a culpar al vegetarianismo. En estos años de consultorio he encontrado que sólo las personas que ya se estaban suplementando con esta vitamina no tenían deficiencia. Es necesario empezar a chequear nuestras b12 pidiendo un dosaje para comprender un poco más nuestro estado de salud.
Incluso, en la alimentación tradicional una de las deficiencias que se suelen encontrar es la de ácido fólico y, ¿dónde se encuentra? ¡En las plantas!
Y así podríamos seguir eternamente, exponiendo datos para demostrar que no sólo se puede, sino que nos hace sentir bien, nos mantiene saludables, puede ser un camino muy divertido y además cuida al medio ambiente que es algo que, sí con la situación actual no nos hacemos más protagonistas, no sé qué lo hará.
Mi recomendación como profesional es: no tengas temor a experimentar qué es lo que a VOS te gusta, cuál es el tipo de alimentación que a tu cuerpo le sienta bien, empezá a trabajar tu fuerza, incluí más frutas (no te preocupes, no “engordan”) y más verduras, comprende que tu estado de salud y físico actual es la consecuencia de años, no esperes cambiarlo en dos días.