La apuesta del Gobierno de Javier Milei por un shock de divisas tuvo final anticipado. Apenas un día después de que se anunciara la suspensión de los Derechos de Exportación (DEX), las cerealeras liquidaron hasta u$s7.000 millones, agotando en tiempo récord el cupo previsto por el Decreto 682/2025.
La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) informó que, alcanzado el tope, quedó sin efecto la posibilidad de registrar Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) bajo el beneficio de retenciones cero. “A partir de ahora, solo podrán registrarse DJVE bajo el esquema vigente anterior al decreto 682/2025”, comunicó el organismo.
La medida coincidió con un pronunciamiento clave desde Washington. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, afirmó:
“Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”.
La declaración dejó en evidencia la injerencia directa de la administración Trump en la política económica argentina, en medio de la negociación por un salvataje financiero de u$s20.000 millones.
Analistas destacan que el regreso de las retenciones beneficia a Washington en dos frentes: protege a los productores norteamericanos y asegura que Argentina genere los dólares necesarios para pagar la deuda. Sin embargo, también condiciona la soberanía económica del país y reabre el debate sobre el costo social de un nuevo ciclo de endeudamiento.
El ingreso extraordinario de divisas presiona a la baja el tipo de cambio en el corto plazo y le da aire al plan oficial de llegar a las elecciones de octubre con menor volatilidad. No obstante, las entidades del agro, como la Sociedad Rural Argentina, reaccionaron con molestia: aspiraban a que la quita de retenciones fuera permanente.
El regreso de los DEX tiene un doble efecto:
• Internacional: en el marco de la disputa comercial entre Estados Unidos y China, la decisión argentina puede favorecer a Pekín en la compra de soja y otros granos.
• Doméstico: permite contener la escalada de precios internos de alimentos y de insumos dolarizados, aunque sin impacto directo en salarios.
La quita duró lo que tardó el mercado en aprovecharla. La vuelta de las retenciones, lejos de ser solo un movimiento técnico, abre un nuevo capítulo en la disputa por el rumbo económico del país, entre la urgencia de dólares y la entrega de márgenes de soberanía.