Hace poco tiempo se desarrolló una aplicación basada en inteligencia artificial que permite crear procesos contables más rápidos y eficientes. La app, ideada por Joaquín Paños, Ricardo Espinosa y Thomas Shaw, funciona como un “asistente contable” orientado principalmente a freelancers y trabajadores independientes que necesitan gestionar sus impuestos y facturación. Automatiza varias de estas tareas, simplificando los procesos contables sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados.
Actualmente, la aplicación se encuentra en fase “beta” y se ofrece bajo un modelo de suscripción mensual de 25 dólares. A pesar de su creciente popularidad entre usuarios, la herramienta generó una fuerte reacción por parte del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE), que la considera una amenaza para el ejercicio profesional de los contadores. El Consejo exige el cese de sus actividades en un plazo de 48 horas.
El reclamo se fundamenta en la Ley Nacional N.º 20.488, la cual establece que solo los contadores públicos matriculados pueden brindar servicios de asesoramiento y liquidación de impuestos. Desde el CPCE sostienen que la app infringe esta normativa, al ofrecer funciones que podrían ser interpretadas como prácticas reservadas a profesionales habilitados. El caso ha abierto un debate sobre el impacto de la inteligencia artificial en profesiones reguladas y los límites legales del uso de estas tecnologías.