La Argentina volverá a colocar deuda en moneda extranjera tras más de siete años sin emisiones similares. El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó la licitación de un bono del Tesoro Nacional en dólares, con vencimiento el 30 de noviembre de 2029 y un cupón anual de 6,5% bajo legislación local. El instrumento, denominado BONAR 2029N, estará disponible para inversores interesados en financiar compromisos del Estado sin impacto directo sobre las reservas del Banco Central.
“Vamos a salir con un bono a cuatro años. Es un dato importantísimo por lo que se viene hablando de la acumulación de reservas”, afirmó Caputo en una entrevista televisiva por América 24. El titular del Palacio de Hacienda remarcó que el objetivo central es refinanciar parte del vencimiento del próximo 9 de enero, una obligación cercana a los USD 4.300 millones.
Caputo destacó que la colocación permitirá afrontar compromisos externos sin deteriorar el balance del BCRA.
“La idea es pagar los vencimientos de enero sin que bajen las reservas”, sostuvo.
Según explicó, acceder nuevamente al mercado de deuda habilita al Banco Central a acumular divisas, lo que impactaría en una mejora del perfil crediticio del país, menor riesgo país y reducción de tasas de interés domésticas.
“Es muy importante bajar el riesgo del país, porque eso atrae inversiones y facilita el crédito a tasas más bajas para la gente”, señaló.
De acuerdo al detalle oficial, el nuevo bono:
Está denominado en dólares.
Tiene un cupón del 6,5% anual, con pagos semestrales.
Amortiza el 100% del capital al vencimiento, en noviembre de 2029.
La suscripción y pago se realizará exclusivamente en dólares bajo ley argentina.
Tras el anuncio, los bonos soberanos reaccionaron con subas en torno al 0,4%, mientras que el riesgo país retrocedió 14 puntos básicos, ubicándose cerca de los 620.
La última vez que Argentina había emitido deuda en los mercados internacionales fue en enero de 2018, también bajo la gestión de Caputo, entonces ministro de Finanzas de Mauricio Macri.
Si bien esta emisión se rige por legislación local —lo que restringe el universo de compradores frente a títulos bajo ley Nueva York—, constituye el primer paso hacia un sendero de financiamiento externo para el Gobierno nacional.
El propio presidente Javier Milei celebró la noticia en redes sociales:
“Volvemos a los mercados de capitales”, escribió en X al publicar detalles de la operación.
El Ministerio de Economía especificó que el resultado de la licitación se utilizará para cancelar parcialmente los vencimientos de los bonos AL30 y AL29, programados para el 9 de enero de 2026.
La colocación tendrá dos segmentos:
Tramo no competitivo, para inversores minoristas, con ofertas de hasta USD 50.000.
Tramo competitivo, sin tope máximo y con obligación de indicar precio.
Las ofertas se recibirán entre las 10 y 15 horas del 10 de diciembre, mientras que la liquidación se realizará el 12 de diciembre.
Las órdenes deberán canalizarse a través de agentes registrados ante la CNV, y el monto final de colocación será determinado en la subasta conforme a normativa vigente.
Enero representa un mes clave para el Tesoro: Argentina deberá afrontar alrededor de USD 4.300 millones en vencimientos, correspondientes a bonos emitidos tras el proceso de reestructuración de deuda.
Caputo sostuvo que el refinanciamiento es esencial para la estabilidad macroeconómica:
“Todos los países refinancian sus deudas. Nosotros pagamos los intereses con superávit primario, y refinanciar el capital es lo básico. Si tuviéramos que pagar todo con superávit, ningún país aguantaría”, detalló.
El ministro reconoció que, pese a la baja del riesgo país, aún existe margen para mejorar. Consideró que el nuevo bono, por sus características más tradicionales, debería cotizar mejor que emisiones previas y contribuir a recomponer el perfil financiero argentino.
“Esta colocación no es deuda nueva, es para repagar deuda vieja. Al poder refinanciar vencimientos, cada dólar que compre el Banco Central puede acumularlo”, sostuvo Caputo.
De este modo, el Gobierno busca dar un paso hacia el financiamiento sostenido en moneda extranjera, sin comprometer las reservas, en un escenario donde mercados internacionales y provinciales registran señales de reapertura gradual para emisores argentinos.