Las Universidades Nacionales han sido las instituciones que encabezan los proyectos de investigación en el país sobre la planta de cannabis; más que nada desde que en el 2020 se aprobó la Ley 27.350 la cual regula la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta y sus derivados. Los estudios avanzan a pasos agigantados y en esta oportunidad, la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) tuvo la iniciativa para el desarrollo de un producto alimenticio a base de pulpa de frutilla, mango (aprovechando que son dos frutos que se producen en la región del NEA) y sumándole extracto enriquecido en cannabidiol (CBD).
Si bien el proyecto está en pleno desarrollo, hay expectativa para su realización industrial, se trataría entonces de unas “hojuelas deshidratadas”, parecidas a unas papas fritas pero con sabor a frutilla y mango ya que el gusto del aceite no suele gustar mucho y es una manera de aprovechar los frutos de la región, particularmente el mango criollo que en muchos casos no se consume fresco debido a su alto contenido de fibra, por lo que termina siendo desechado, y además, el fruto es conocido por sus potencialidades al ser combinado con cannabis.
Las frutillas también son de importante producción en las provincias de Corrientes, Chaco y Formosa, entonces se podrían utilizar aquellas que no estuvieran en condiciones de comercializarse.
También cabe mencionar que hace un año está vigente el Estatuto de la Sociedad del Estado para la Producción e Investigación del Cannabis Medicinal de Corrientes, y a partir de un decreto firmado por el gobernador Gustavo Valdés, se creó la Asociación Correntina Cannábica para la Investigación Medicinal (ACCIM) y son quienes brindan el cannabis a este proyecto.
La Dra. Sonia Sgroppo, especialista en bromatología, es la directora de este proyecto que en un principio comenzó solamente como la producción de snacks de mango y frutilla, hasta que la ACCIM se acercó para que el grupo de Sgroppo les hicieran la cuantificación de THC y CBD de unos extractos que estaban preparando de forma artesanal para consumo de personas que lo tenían indicado. Allí, en conjunto, comenzó este proyecto que sería el único de investigación que no está centralizado en genéticas y cultivo de la planta sino en realizar un producto listo para el consumo.
Además, la Dra. Ana Torres, especialista en productos naturales, forma parte del grupo de trabajo y es encargada del área de toxicología y extracción, comentó que el proyecto comenzó hace dos meses y durará cuatro años; la prioridad del mismo es “determinar la cantidad de dosis de CBD y la cantidad de snack que pueda consumir cada persona en relación a lo que necesita”.
Se trata entonces del primer proyecto en sacar el foco de lo que ya hay en el mercado como los aceites para ser el primer producto cannábico nacional elaborado y de uso terapeútico.